Tribuna Israelita

Purim: una fiesta simbólica

Cada año, entre febrero y marzo, los judíos de todo el mundo celebran Purim, fiesta que simboliza la lucha de un pueblo por su sobrevivencia ante los embates de fuerzas discriminatorias y fanáticas. La fiesta judía de Purim es celebrada el día 14 del mes hebreo de Adar, en conmemoración del milagro relatado en el Libro bíblico de Esther en el que los judíos se salvaron de ser aniquilados bajo el mandato del rey persa Asuero, alrededor del 450 a.e.c.
Purim es una fiesta religiosa vinculada a un hecho histórico.

Existe una controversia sobre la veracidad de la historia. Se argumenta que los personajes son ficticios, que los eventos no ocurrieron y que la festividad tiene orígenes paganos y no judíos. La comprobación de los datos se ha visto imposibilitada debido a que los distintos pueblos que conquistaron Persia destruyeron gran parte de los registros históricos y existe la posibilidad de que, entre estos, se encontrara la respuesta.
A pesar de estas dudas, Purim es una fecha significativa. Para el pueblo judío que ha enfrentado persecuciones desde los tiempos bíblicos, Purim se mantiene como una experiencia vigente.
El Libro o Meguilá de Esther relata que poco antes de que llegaran a su fin los 70 años del destierro de Babilonia, gobernaba en Persia el rey Asuero, casado con la reina Esther, de quien desconocía su origen judío.
Amán, Primer Ministro de este monarca, despreciaba tanto a los judíos que quería exterminarlos. El rey aceptó su proposición y estableció un decreto que se envió a las 127 provincias bajo su mandato, en el que se ordenaba la matanza de todos los judíos, hombres, mujeres y niños, el 13 del mes Adar.
Comenzó para los judíos un periodo de duelo, sufrimientos y ayunos. Sin embargo, entre los judíos sobresalió la figura de Mardoqueo o Mordejai, tío de la Reina, quien se acercó a ella solicitándole que intercediera por su pueblo. Esther le pidió que reúna a los judíos de la capital del imperio, Shushan, para pedirles que ayunen por ella.
Esther aclaró ante su esposo su identidad religiosa y pidió que librara a su pueblo de la tragedia. Asuero aceptó las súplicas de su esposa y dio su autorización para que los judíos se defendieran. El 14 de Adar estos derrotaron a las fuerzas enemigas.
Finalmente, el rey mandó llamar a Amán y lo hizo colgar del mismo árbol que había preparado para ahorcar a Mordejai. De esta manera, la fecha prevista para aniquilar a los judíos se transformó en la alegre fiesta de Purim.
Sin embargo, a pesar de que Purim es considerado uno de los días más alegres del calendario hebreo, los judíos tienen la obligación de ayunar y orar el día anterior, en recuerdo de los judíos persas que ayunaron y rezaron a Dios para que los salvara del inminente exterminio. Tras el ayuno, los judíos hacen un gran banquete en el que se acostumbra a beber vino y recitar cánticos.
La palabra Purim proviene del acadio “pur” que significa suertes o sorteo y se refiere a la suerte que echó Amán para decidir el día en que los judíos serían exterminados.
En la sinagoga se lee el Libro de Esther, documento que queda como una advertencia al mundo del sufrimiento que conllevan los prejuicios contra las minorías. La Meguilá o Rollo de Esther se lee dos veces, una por la noche y otra por la mañana del día de la fiesta. Durante el relato, cuando se escucha el nombre del malvado Amán, los asistentes hacen gran ruido con las matracas características de esta celebración, ya que Amán simboliza el tradicional antisemita que ha hostilizado al pueblo judío a lo largo de su existencia.
La celebración de Purim deriva de lo escrito en el libro de Esther. “Y escribió Mardoqueo estas cosas, y envió cartas a todos los judíos… ordenándoles que celebrasen todos los años el día decimocuarto del mes de Adar… Y los judíos aceptaron hacer… los judíos establecieron y tomaron sobre sí, sobre su descendencia y sobre todos los allegados a ellos, que no dejarías de celebrar estos dos días según está escrito tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año.” (Ester 9:20, 23, 27).
Es una fiesta de alegría y regocijo. Las leyes religiosas indican que se deben intercambiar regalos entre amigos y vecinos, y dar presentes a los pobres y necesitados. “… como días en que los judíos tuvieron descanso de sus enemigos, y el mes que les fue cambiado de duelo en regocijo, y de luto en días de fiesta; haciéndolos días de banquete y regocijo, y de enviar presentes los unos a los otros, y de hacer dádivas a los pobres.” (Esther 9:22).
Disfrazarse y otras formas de diversión es una forma particularmente popular de la festividad, especialmente entre los niños. Los judíos acostumbran celebrar con una comida a la que asisten los niños con disfraces y en donde se representan obras de teatro relatando la historia de Purim. Se acostumbra a comer Oznei Amán, galletas tradicionales en forma de triángulo rellenas de mermelada. Su forma imita la forma triangular del sombrero que usaba Amán.
En muchas comunidades judías se difundió la costumbre de llevar a cabo desfiles y celebraciones de tipo carnavalesco que representan la alegría del día.
En la actualidad Purim continúa siendo un día de fiesta. Es una fecha que se ha convertido en símbolo de redención no sólo para los judíos de muchos países e incontables generaciones, sino para todos los hombres. Y es por esto que se ha expresado con toda razón que incluso hasta el final de los días, Purim seguirá ocupando un sitio preponderante en la historia del género humano.
El relato del sorpresivo cambio de los acontecimientos en la historia de Purim, que volvió las cartas contra el opresor y permitió a la comunidad judía defenderse contra el asalto proporcionó siempre una chispa de esperanza y estímulo a las diferentes comunidades judías oprimidas y expoliadas a través de los siglos.

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