Tribuna Israelita

Educación Judía

  “Nadie es pobre excepto aquél que carece de conocimientos… Una persona que tiene conocimientos, tiene todo. Una persona que no lo tiene, ¿qué es? Una vez que una persona posee conocimientos, ¿de qué carece? Y si una persona no adquiere conocimientos, ¿qué posee?” Nedarim 41a. Talmud Babilonia

Desde los más remotos tiempos, la educación ha sido considerada como el valor central y la principal preocupación de la vida judía.

El énfasis en obtener conocimientos se debe, en primera instancia, a que el aprendizaje es considerado como un ingrediente esencial para alcanzar una vida santificada como lo prescribe la ley hebrea. Para ser un buen judío el individuo debe aprender todos los mandamientos divinos, de este modo, podrá cumplirlos en su vida cotidiana.

La reverencia por la enseñanza ha prevalecido a lo largo de los siglos. No obstante, en un principio educar significaba exclusivamente utilizar la autoridad paterna para inculcar en los hijos la obligación de obedecer los mandamientos divinos. Con el transcurso de los años el proceso de enseñanza judía se fue transformando hasta llegar a constituir un sistema complejo. Para comprender este proceso es necesario analizar las distintas etapas que lo conforman.

Período Patriarcal. Durante los siglos XVIII-XI a.e.c., los hebreos fueron un pueblo seminómada que vivió en los grandes centros culturales del antiguo mundo. La unidad socioeconómica básica era la familia que atendía a las necesidades primarias de sus miembros. Pero, conforme fueron surgiendo otros requerimientos espirituales e intelectuales, tuvieron que crear instituciones religiosas para satisfacerlas.

El énfasis judío en la educación se encuentra plasmado en la Biblia. En ella se conmina a los hebreos una y otra vez a estudiar la ley y sus preceptos.

La enseñanza de la palabra divina no se limitaba a una elite formada por reyes y sacerdotes, sino que era una obligación para todos los miembros del pueblo.

Con el tiempo (siglos X-VI a.e.c.) la educación judía inició un proceso de sistematización. La monarquía centralizada y la subsecuente urbanización afecto directamente todos los aspectos de la educación. Surgió la necesidad de profesionales calificados y de artesanos preparados. Los ideales religiosos se transmitían al pueblo a través de sermones en el templo y los santuarios. Del siglo VI-II a.e.c., Ezra el Escriba y sus colegas comenzaron la enseñanza sistemática de la Torá (Pentateuco) como hace de la vida comunal e individual.

De este modo, los principios de la educación masiva expuestos en la Biblia en Deuteronomio 31 12, lograron concretizarse: “Y harás congregar al pueblo, varones, mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieran en tus ciudades, para que oigan y aprendan y teman a Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de su ley”

Instructores reconocidos llamados mevinim fueron los encargados de la enseñanza pública. Leían la Torá y explicaban sus pasajes, lo que representó el inicio de las lecturas públicas que posteriormente evolucionarían en la liturgia sinagogal.

Antes de que terminara la era bíblica, la instrucción de los hijos pasó de manos de los padres a las de maestros profesionales a los que se les atribuía gran importancia. Para el siglo III a.e.c., Ben Sira pedagogo judío introdujo la educación gratuita. Para fines del siguiente siglo, Simón ben Shetah -líder de la comunidad judía en Palestina- inauguró el primer sistema de educación apoyado por la comunidad. Por su parte, Joshúa ben Gamala -gran sacerdote- estableció las escuelas para niños mayores de cinco años. La “casa de estudio” se convirtió en una institución establecida cuyo propósito central era inculcar en los hombres la actitud correcta hacia Dios y hacia sus semejantes y de este modo, satisfacer su voluntad.

El método de instrucción consistía, en gran medida, en la recitación de incidencias históricas, estrategia que ha permanecido como elemento constitutivo de la educación judía hasta nuestros días. De hecho, entre los judíos tradicionales, la enseñanza o conocimiento del pasado se imparte con el objeto de que los niños logren identificarse con su pueblo ancestral y reconozcan la naturaleza obligatoria de los mandamientos.

Así, las metas principales del sistema educativo durante la época bíblica, consistieron en: 1) Transmitir los conocimientos y habilidades de generación en generación y de persona en persona. 2) Ampliar el rango del conocimiento y habilidades del hombre. 3) Concretizar los valores culturales en una forma de comportamiento individual y grupal aceptado.

Época Talmúdica. La enseñanza adquirió tal relevancia que los escolásticos eran considerados la élite de la sociedad. Eran ellos, y no los príncipes y guerreros, quienes ejercían su autoridad sobre la organización y actividades de la comunidad. El mundo escolástico estaba estrechamente estructurado. Las escuelas rabínicas- que eran las más elevadas instituciones educativas- guardaban muchas similitudes con las academias filosóficas del mundo helenístico. Los maestros tenían una autoridad absoluta, y la relación de éstos últimos con los alumnos, tomaba precedente sobre la relación entre padres e hijos.

En el último siglo antes de la destrucción del segundo templo (70 e.c.), las comunidades judías en Babilonia y Palestina tenían escuelas públicas para niños de 7 a 13 años en las que se impartía educación religiosa pero también conocimientos seculares tales como geometría, lógica, etc. El niño tenía que comenzar por estudiar la Biblia y su traducción al arameo, para posteriormente centrarse en las interpretaciones de los maestros rabínicos. Cuando un estudiante se familiarizaba con las enseñanzas de sus mayores estaba listo para realizar sus propias interpretaciones. De este modo se expandía la ley ya que el cuerpo de conocimientos se incrementaba de generación en generación.

A raíz del gran interés en el estudio y la enseñanza, los sabios judíos tenían ideas muy concretas en cuanto a las técnicas educativas, mismas que a la fecha resultan progresistas. Por ejemplo, un maestro no podía enseñar a más de 25 alumnos y si la clase era mayor se requería de un asistente. Los alumnos de lento aprendizaje eran colocados junto a los más listos para que pudieran ayudarlos, y se ponía mayor énfasis en gratificar a los estudiantes por sus logros, que en castigarlos por sus fallas. No obstante, la educación judía se caracterizó por la rigidez de su disciplina.

El sistema educativo que se estandarizó durante estos años se mantuvo como modelo para los siglos posteriores.

Edad Media. Los principios de la educación judía enfatizaban la concentración en el estudio de la ley hebrea, pero no excluían las materias seculares. Esta tradición fue impulsada cuando los líderes judíos bajo la dominación musulmana, reconocieron el valor de las artes y de las ciencias desarrolladas por los árabes y participaron activamente en su civilización. Dentro de la currícula de las escuelas judías se incorporaron tópicos seculares y la adquisición de la educación secular fue aceptada en forma generalizada, actitud que prevaleció en los siglos posteriores.

Época Moderna. A lo largo de la historia, los judíos educaron a sus hijos en sus propias instituciones y expresaron sus ideas en su propio idioma. El Edicto de tolerancia del emperador José II de Austria, decretado en 1782, aplicó los principios racionalistas a los judíos del Imperio. Entre otras reformas, se les permitió ingresar a las escuelas de gobierno y establecer sus propias escuelas seculares. De este modo, se cerraba la brecha que separaba a los judíos de la corriente general de educación.

Posteriormente, la emancipación política de los judíos de Europa occidental en el siglo XIX se manifestó junto con los procesos iluministas en las esferas de la cultura y la educación. Con la Haskalá (Ilustración judía) se incrementó el aprendizaje de las materias seculares, mientras que por su parte, el Hasidismo -importante corriente religlosa- enfatizó el estudio de los rituales y tradiciones del judaísmo.

Época Contemporánea. La serie de transformaciones que modificaron el mapa geopolítico y cultural de la humanidad en el siglo XX afectaron también al sistema educativo judío que en su mayor parte tuvo auge en Europa. Bajo la ocupación nazi, por ejemplo, la educación judía en Europa prácticamente dejó de existir ya que los niños fueron desalojados de las escuelas generales mientras que las escuelas judías fueron destruidas. A pesar de estas prohibiciones siguieron existiendo clases clandestinas en las que se enseñaba el hebreo.

Con el establecimiento del Estado de Israel, la educación judía finalmente alcanzó un gran auge. Mientras tanto, las comunidades judías de la Diáspora desarrollaron sistemas educativos que en su currícula incluyen tanto temáticas seculares como judías. En México, por ejemplo, diversas instituciones de enseñanza, además de cumplir con los requerimientos oficiales, enseñan a sus alumnos las materias tradicionales que constituyen parte central del pensamiento judío.

El pueblo judío tiene una tradición educativa que forma parte sustancial de su historia. Desde el momento en que se identificaron como una entidad distintiva, los judíos han desarrollado sistemas para preservar su legado cultural, que de hecho, ha contribuido al avance de la educación a nivel mundial. Los principios de enseñanza bíblica influyeron marcadamente en el pensamiento cristiano y musulmán. En años recientes, educadores han reconocido que el sistema pedagógico judío de la antigüedad, no sólo anticipó sino que tuvo un impacto decisivo en la educación moderna.

BIBLIOGRAFÍA

Enciclopedia Judaica
Keter Publishing Co., Israel, 1981

Klagsburn, Francine
Voices of Wisdom
Pantheon Books, N.Y., 1980

Kolatch, Alfred
The Jewish Book of Why
Jonathan David Publ., N.Y., 1981

Patai, Raphael
The Jewish Mind
Charles Scribner’s Sons. N.Y., 1977

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