Tribuna Israelita

El problema de los refugiados palestinos

Durante años, el problema de los refugiados árabes, ha sido uno de los principales escollos en las negociaciones de paz en Medio Oriente. Los antecedentes de este complejo componente del conflicto palestino – israelí se remontan a noviembre de 1947, cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó el Plan de Partición para Palestina. De acuerdo con esta Resolución, se establecerían dos estados (uno palestino árabe y uno judío) en lo que quedaba del territorio del Mandato Británico sobre Palestina después de la creación de Jordania en dos terceras partes del territorio original que se había ofrecido para el hogar nacional judío en 1917, por Lord Balfour. Los judíos de Palestina aceptaron la propuesta pero los árabes, apoyados por las autoridades de otros países musulmanes, la rechazaron.

Los gobiernos árabes declararon que en cuanto cesase el Mandato Británico, sus ejércitos entrarían y protegerían los derechos de sus hermanos en Palestina, impidiendo la creación de un Estado judío. Como consecuencia se originó la primera guerra entre los países árabes y el recién creado Estado de Israel, y cientos de miles de árabes palestinos huyeron y abandonaron sus hogares, convirtiéndose en refugiados.

Desarrollo histórico
     El primer éxodo se extendió a partir de noviembre de 1947, cuando algunos árabes prominentes y adinerados comenzaron a irse al extranjero. Las autoridades judías pre-estatales, particularmente la Haganá(1) y la Histadrut (2), intentaron convencer a los árabes palestinos de que se quedaran. Se enviaron misiones de buena voluntad a áreas de población árabe y transmisiones de la Haganá invitaban a los árabes a no abandonar el territorio. Esa actitud de las autoridades sionistas se apoyaba en los ideales éticos y modo de vida judíos, así como en la intención de demostrar al mundo que podían coexistir pacíficamente.
La segunda fase de la lucha y el consiguiente éxodo tuvo lugar meses después de que estallara la Guerra de Independencia en mayo de 1948. La posición militar de los árabes había declinado y los judíos se fortalecieron debido a que habían recuperado el control de las carreteras y de las principales ciudades. Como resultado directo, la huida de la adinerada élite política y social árabe se convirtió en un éxodo popular y unas 250,000 personas optaron por el exilio.
Durante la última etapa de la guerra, el Estado de Israel tuvo que repeler una invasión de los ejércitos regulares de todos los países árabes vecinos. Los invasores lograron ocupar las áreas de mayoría poblacional árabe, sin embargo fracasaron en su intento por expulsar a los judíos. El éxodo árabe resultó en 200,000 expatriados adicionales. En total, de los 700,000 árabes que habitaban en esta zona sólo permanecieron en el nuevo Estado 130,000.
El éxodo fue un fenómeno multifacético causado por varios factores, en primer término, los naturales; en tiempo de guerra frecuentemente se produce la huida de las poblaciones civiles por temores justificados o injustificados. En otros casos, los árabes se fueron por temor a posibles represalias de los judíos.
Algunos factores culturales árabes específicos también fueron determinantes. En las condiciones sociopolíticas que prevalecían en la primera década del siglo XX, el mukhtar (jefe de la aldea) constituía la diligencia informada. Sus actitudes y creencias eran seguidos de manera ciega y obediente, por lo que si ellos huían, todos debían seguir el ejemplo.
En 1948, tanto la comunidad judía como la árabe fueron arrojadas a un remolino de penurias, dislocación y guerra, situaciones ante las que ninguna sociedad puede sobrevivir sin el compromiso absoluto de sus élites más vitales. Mientras que la comunidad judía logró capear el temporal mediante un esfuerzo extremo, la atomizada comunidad palestina se fragmentó en pequeños pedazos. En el momento mismo en que sus dirigentes eligieron poner su propia seguridad por encima de otra consideración, el éxodo se convirtió en una conclusión inevitable.

La responsabilidad política árabe
Adicionalmente a las causas mencionadas anteriormente se sumaron las incitaciones de la dirigencia árabe, que instruyó a los palestinos para que dejaran el país. En diciembre de 1947, la Liga Árabe se reunió en Líbano y recomendó la evacuación de mujeres, niños, ancianos y enfermos, garantizándoles refugio en países vecinos. Asimismo, el Comité Superior Árabe de Palestina declaró que la población musulmana debía abandonar sus hogares como protesta por la Resolución de la Partición, demostrando así que nunca aceptaría un Estado judío. Estos llamados tenían la intención de despejar el camino a los ejércitos árabes. Testigos, participantes y víctimas de ese éxodo dan testimonio: “Aplastaremos el país con nuestros cañones y destruiremos todo lugar en que los judíos busquen refugio. Los árabes deberán sacar del país a sus mujeres e hijos y les darán refugio durante el peligro.Después de eso, toda Palestina será suya” Declaración del Primer Ministro de Irak (Prensa de Bagdad, 15 de marzo de 1948). “Se convenció a los refugiados que su ausencia de Palestina no duraría mucho y que volverían después de unos pocos días o de una semana o dos. Sus dirigentes les prometieron que los ejércitos árabes destruirían rápidamente a las bandas sionistas y que no debían caer en el pánico ni temer un largo exilio” Declaración del Obispo Ortodoxo Griego Hakim de Galilea. (Diario de Beirut, 16 de agosto de 1948). “Los responsables de la huida y del abandono de otras aldeas son nuestros dirigentes, ya que esparcieron rumores que exageraban los crímenes cometidos por los judíos. Inspiraron temor en los corazones de los árabes de Palestina, induciéndolos a huir y a dejar sus casas y sus pertenencias al enemigo” Testimonio árabe – palestino (Al- Urdum, Diario jordano, 9 de abril de 1953).
     Es cierto que hubo algunos casos de violencia judía y expulsión de árabes por parte de unidades de las fuerzas armadas del Estado recién nacido, pero no hubo ninguna expulsión masiva, ni existió tampoco la intención de emprender una limpieza étnica. Por el contrario, al comienzo de la guerra los judíos trataron de convencer a los palestinos de que no huyeran. En Haifa, ciudad mixta con 62,500 habitantes árabes, la Haganá insistió en la evacuación de los combatientes árabes extranjeros, pero ofreció garantizar a toda la población local “la continuación de sus actividades normales, el beneficio de servicios igualitarios, junto con todos los miembros de la comunidad”. Sin embargo, la delegación árabe rechazó tal propuesta y pidió la evacuación de la población árabe a los países vecinos donde se les darían facilidades. Según un informe de la policía británica de Haifa, fechado el 26 de abril de 1948, “los judíos hacen todo lo que pueden para convencer a la población árabe de que se quede, para que continúen con sus ocupaciones normales, para que mantengan abiertos sus negocios y para asegurarles que su existencia y sus intereses están seguros. Mientras tanto, la evacuación sigue adelante, y un gran convoy protegido por soldados (británicos) y comprendiendo un fuerte porcentaje de cristianos, salió ayer de Haifa por carretera, rumbo a Beirut. El número de participantes puede estimarse en 700 para el convoy; la evacuación por mar continúa inexorable”.
Las autoridades británicas no trataron de impedir el éxodo, es más, extendieron una mano de ayuda para facilitar su desarrollo. Algunos dirigentes políticos intentaron demostrar que el surgimiento del Estado judío significaba la deportación o la muerte para los árabes. Por su parte, los judíos habían hecho pública su agenda en la Declaración de Independencia de Israel, “urgiendo a los habitantes árabes del Estado de Israel a preservar la paz y participar en la construcción del Estado sobre la base de una ciudadanía plena e igual y debida representación en todas sus instituciones provisionales y permanentes”. En línea con esa concepción, los comités que establecieron las bases del Estado de Israel discutieron en detalle el establecimiento de una prensa en idioma árabe, la mejora de la atención de la salud en el sector árabe, la incorporación de funcionarios árabes en el gobierno, la integración de árabes en la policía y en el Ministerio de Educación y la interacción cultural e intelectual entre judíos y árabes.
El problema de los refugiados ha sido utilizado como una poderosa herramienta política. Su abandono en campamentos, impidiendo su reasentamiento en Siria, Egipto y Líbano, perpetuó una herida abierta en las fronteras de Israel.
A lo largo de los años los Estados árabes, con excepción de Jordania, negaron a los refugiados el derecho de ciudadanía y rechazaron todas las respuestas constructivas para alcanzar una solución al problema:
En la Conferencia de Lausana de 1950, David Ben Gurión, Primer Ministro israelí ofreció repatriar 100,000 árabes. La oferta fue rechazada.
– En 1952, las negociaciones entre Siria y las Naciones Unidas sobre la reubicación de 180,000 refugiados fracasaron. Siria se negó a dar solución al problema.
Los países árabes rechazaron en 1955 el Plan Johnson para la utilización coordinada de las aguas del sistema del Jordán, por parte de Líbano, Siria, Israel y Jordania, mismo que habría hecho posible reubicar por lo menos a 200,000 refugiados.
– En 1959, el Secretario General de la ONU, Hammarskjold, propuso un plan para instalar a los refugiados palestinos. La propuesta se archivó por oposición árabe.
– Las contribuciones de las naciones árabes a la UNRWA (Agencia de Trabajo y Ayuda de Naciones Unidas que sostiene a los refugiados) han sido mínimas, representando tan sólo el 5% del total aportado mundialmente.
Con el transcurso del tiempo, los hechos históricos fueron reemplazados por falsos testimonios, y campañas de propaganda muy bien orquestadas.

Los refugiados palestinos
Al terminar la guerra de 1948 – 49, el gobierno israelí estimó que el número de refugiados palestinos era de entre 550,000 y 600,000. Antes de que transcurriera un año, cuando grandes masas de personas trataban de beneficiarse del flujo de fondos internacionales al área, la UNRWA tenía registrados a 914,000 supuestos refugiados. Más de medio siglo después, los números iniciales se incrementaron aún más. Según la UNRWA, hacia junio del 2000, el total ascendía a 3,750,000. La propia agencia admite que las estadísticas están adulteradas, ya que se basan en información suministrada voluntariamente por los refugiados con el propósito de obtener acceso a los servicios que ésta brinda. La dirigencia palestina, por su parte, considera que existen 5 millones de refugiados, y afirman que muchos nunca se registraron en la UNRWA.
Según datos estadísticos de la UNRWA, los refugiados palestinos se encuentran dispersos en Líbano, Siria, Jordania, Cisjordania y la Franja de Gaza. Algunos de ellos viven en campos de refugiados paupérrimos, mientras que otros han sido integrados a las condiciones de vida de otros países. Según cifras del 2000, la distribución de los refugiados palestinos se observa de la siguiente manera:

 JORDANIA LÍBANO MÁRGEN OCCIDENTAL FRANJA DE GAZA SIRIA TOTAL
POBLACIÓN TOTAL DE PALESTINOS 1,570,192 376,199 583,009 824,622 383,199 3,737,494
PALESTINOS EN CAMPOS DE REFUGIADOS 280,191 210,715 280,191 451,186 111,712 1,211,480
PORCENTAJE DE PALESTINOS EN CAMPOS DE REFUGIADOS 18% 56% 27% 55% 29% 32%

* Fuente: UNRWA, 2000

La actitud israelí hacia los refugiados
Durante décadas el sector pacifista de Israel, junto con los pacifistas palestinos, han trabajado por propagar la idea de “dos Estados para dos pueblos”: un Estado nacional palestino que viviera en paz a lado de Israel, del Estado nacional judío.
De hecho en 1949 Israel permitió el retorno de 60,000 refugiados bajo el Plan de Reunificación Familiar. En 1950, aceptó la inmigración de 100,000 refugiados árabes y en 1952 descongeló los cupos de refugiados en las zonas fronterizas. Entre la década de los cincuentas y la de los noventas, Israel permitió el ingreso de 125,000 palestinos y, a partir de 1993, otros 90,000 pudieron establecerse en la Margen Occidental y la Franja de Gaza.
Según cifras provistas por la Organización Mundial de Judíos de Países Árabes, durante las siguientes tres décadas y media que transcurrieron después de la guerra de 1948, la contribución monetaria israelí a UNRWA superó en un 35% la contribución total de Kuwait, en un 75% la aportación egipcia, representó más del doble de la cuota jordana, más del triple de la prestación siria y más de siete veces la contribución iraquí.

La Resolución 194 de las Naciones Unidas
La Resolución 194 fue aprobada por la Asamblea General de la ONU el 11 de diciembre de 1948, durante la guerra arabe-israelí. Su propósito principal no era solucionar el problema de los refugiados sino crear una “comisión de conciliación” que trataría de facilitar una paz comprehensiva entre Israel y sus vecinos árabes. Sólo uno de los quince párrafos alude en forma general a los refugiados, en un lenguaje que podría aplicarse igualmente a los cientos de miles de judíos que estaban siendo expulsados de los países árabes en venganza por la situación en Palestina.
La Resolución estipula expresamente que la compensación por las propiedades de los refugiados que eligieran no regresar “debe ser cumplida por los gobiernos o las autoridades responsables”. Lejos de recomendar el retorno de los refugiados palestinos como una solución viable, la Resolución 194 presenta esa opción particular a la par con su reasentamiento en otros lugares. En sus propias palabras, abogaba por que “los refugiados que deseen retornar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos deben tener permitido hacerlo en la fecha practicable más temprana pero también deben de hacerse esfuerzos para facilitar el reasentamiento y la rehabilitación económica y social de los refugiados”.
Con el tiempo, esa cláusula se convirtió en anatema para los árabes, quienes se opusieron a ella vehementemente y votaron en contra de manera unánime. Consideraron que la resolución no era útil para sus propósitos ya que ésta vinculaba la solución del tema de los refugiados a lo largo de una paz comprehensiva entre árabes e israelíes, asignaba a los países árabes parte de la solución del problema, equiparaba el retorno y el reasentamiento como soluciones posibles y diluía cualquier preferencia por los árabes, y por encima de todo, no establecía ningún “derecho de retorno”.
No obstante, recién a finales de los años sesentas y con la convivencia de sus aliados soviéticos, los árabes comenzaron a transformar la Resolución 194 en la piedra de toque de un reclamo legal totalmente espurio sobre un “derecho de retorno”, reforzándolo con apelaciones muy precarias legalmente y fácilmente refutables a otros convenios internacionales sobre el trato de refugiados y personas desplazadas.
La entrada de los refugiados palestinos al Estado de Israel transformaría irrevocablemente su composición demográfica: Por el momento, los judíos constituyen el 79% de la población israelí de seis millones de habitantes, porcentaje que se transformaría a menos del 60%. Dicha cifra disminuiría aún más dada la alta tasa de natalidad de los palestinos. Si Israel aceptara la migración palestina, cientos de miles o tal vez millones de palestinos se irían a vivir a un Estado al que durante años han jurado exterminar. Ya en octubre de 1949, el político egipcio Muhammad Salah al-Din escribió en el diario egipcio al-Misri que “al exigir la restauración de los refugiados a Palestina, los árabes quieren retornar como los amos de la patria y no como esclavos. Más específicamente, tienen la intención de aniquilar al Estado de Israel”. En los años subsecuentes, esa comprensión tan franca de lo que quiere decir “derecho de retorno”, sería reiterada por la mayoría de los dirigentes árabes, desde Gamal Abdel Nasser, presidente egipcio, hasta el líder palestino, Yasser Arafat.

Notas

1. Organización militar clandestina establecida en el territorio de Israel entre 1920-1948, creada por la comunidad judía para garantizar su defensa independiente frente a las autoridades inglesas.

2. La organización obrera más grande de Israel, creada en 1920 con el objeto de asociar a todos los trabajadores, promover sus intereses en la colonización, la economía y la cultura. No se ocupó sólo de las luchas sindicales y la defensa de los asalariados, sino también de la ayuda social y el estímulo a la educación y cultura.

Bibliografía

GIMIEWSKY, Paul. El éxodo árabe palestino (1947 – 1948)Semanario Hebreo; Uruguay, 2000.

GROSSMAN, David. El derecho de retorno según IsraelEl País; España, 2001.

KARSH, Efraim. The Palestinians and the Right of Return. Commentary; Estados Unidos, 2001.

Israel propondría una solución al problema de los refugiados. Aurora; Israel, 2000.

Tags Relacionados: