Tribuna Israelita

Racionalismo y mística: el legado intelectual de los judíos de España

Pocos años han sido tan significativos en la historia judía como 1492. Como la destrucción del segundo templo de Jerusalem en 70 e.c., el Holocausto o el establecimiento del Estado de Israel, la expulsión de España fue un momento decisivo que modificó la perspectiva de los judíos en todo el mundo.

Los judíos habían sido expulsados de la Europa cristiana muchas veces antes: de Inglaterra en 1290, de Francia en 1394, de Praga en 1400, de Viena en 1421 y del Tirol en 1475. Sin embargo en cuestión de cifras y grado de sofisticación y de pertenencia y proyección, los judíos de España fueron un caso aislado. El mensaje era claro: Si ellos habían sido expulsados todos los judíos se encontraban vulnerables en un mundo no judío.
Olas masivas de judíos desmoralizados buscaron refugio entre comunidades hermanas en Italia, el norte de Africa y el Imperio Otomano, tierras en donde sus gobernantes aceptaban a los exiliados. De hecho con su educación y habilidades empresariales los recién llegados lograron establecerse en sus hogares adoptivos. En Italia y el norte de Africa se integraron rápidamente a la cultura local y en ocasiones sólo por el nombre se reconocía su origen español. En Turquía, Grecia y los Balcanes, donde la vida judía no estaba desarrollada y el nivel cultural era bajo, los exiliados mantuvieron su leguaje nativo. Como resultado se creó el ladino o judeo-español y una cultura folklórica judía rica en proverbios castillos y viejas baladas españolas o romanceros.
El mayor impacto de la expulsión en la vida judía fue en el ámbito de las ideas, algunas difundidas a través de los emigrantes y otras producidas como reacción a su salida. Además de un gran florecimiento en las letras hebreas, habían desarrollado en España dos importantes tradiciones ideológicas: la de la filosofía racionalista y la mística cabalística.
Baruj Espinoza fue el primer europeo en liberar a la filosofía de sus dogmas religiosos. Spinoza provenía de una familia de marranos, judíos bautizados quienes practicaban en secreto su judaísmo y que retornaron abiertamente a su fe ancestral al establecerse en Holanda en el siglo XVII. Su educación era tradicionalista y sus primeros textos filosóficos fueron una especie de racionalismo judeo-español radical.      Por otro lado Rabí Yitzjah Luria se estableció en Safed en 1569, centro de los cabalistas españoles como Josef Caro, Moisés Cordovero y Hayyim Vital donde desarrolló su original sistema de pensamiento en el que el concepto de “exilio” fue universalizado y teologizado. Según Luria no sólo el pueblo judío sino D-os mismo estaba en un estado exílico, de donde sólo la espiritualidad judía y la observancia religiosa podrían salvarlo para llegar a la redención.
Con su fervor escatológico, su sublimación del trauma que significó la expulsión y su afirmación de que todo judío podía participar y acelerar el fin de este drama, la Cábala de Luria ofrecía gran atractivo y se difundió con rapidez en todo el mundo judío.
El racionalismo naturalista y el mesianismo místico -dos fenómenos tan distintos entre sí- tuvieron como propósito buscar el sentido a la catástrofe de la Expulsión. Ambos intentaron persuadir a sus víctimas de que no estaban desamparadas y tenían posibilidades para determinar su propio destino.

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