Una guerra entre civilizaciones. Robert S. Wistrich*
El mayor espectro que sigue rondando a Israel y al pueblo judío al comienzo del siglo XXI es la oleada de terrorismo árabe, musulmán y palestino que se ha abatido durante el último año.
El mayor espectro que sigue rondando a Israel y al pueblo judío al comienzo del siglo XXI es la oleada de terrorismo árabe, musulmán y palestino que se ha abatido durante el último año.
A partir del 28 de septiembre del año 2000, fecha en la que dio inicio el levantamiento palestino conocido como “Intifada Al-Aksa”, se ha generado una escalada de violencia en la Margen Occidental y la Franja de Gaza, tanto en alcances como en severidad.
Para satisfacción de los representantes del Fundamentalismo Islámico radical, diversos analistas consideran que este movimiento se ha convertido en la nueva amenaza para Occidente, en una especie de sucesor del comunismo soviético
La justificación para jerarquizar grupos humanos de acuerdo a su “ capacidad genética diferenciada”, su “desarrollo cultural” o su “valor innato” ha variado a lo largo de los años de acuerdo al pensamiento dominante en la historia occidental.
En la historia del cristianismo no existe un capitulo más trágico que el relacionado con el trato que recibieron los judíos. Pocas comunidades de fe cristiana lograron eludir el contagio del antijudaísmo y de su sucesor moderno, el antisemitismo.
Lo intentaron, pero no lograron, destruir la dignidad y la esperanza del pueblo judío. A pesar de la barbarie tampoco fueron capaces de evitar la presencia siempre viva de sus intelectuales y sus aportaciones a la cultura occidental. Estas afirmaciones adquieren relevancia cuando se estudia y se enseña historia en la universidad.
El antisemitismo es la manifestación paradigmática del antagonismo hacia una minoría. Es un fenómeno acumulativo que se remonta a la época helénica y que se ha alimentado de las hostilidades generadas por las circunstancias propias de cada periodo. Durante siglos los judíos fueron odiados y temidos a la vez; considerados como elemento nocivo para la sociedad, fueron perseguidos y victimados.
Aún no se habían acallado las armas mortíferas de la segunda guerra mundial que segaron la vida de decenas de millones de seres humanos cuando estaba ya surgiendo el primer partido neonazi en la tierra que dio aliento a sus precursores. Sus fundadores se habían comprometido a continuar la lucha en la clandestinidad debido a que el movimiento nacional socialista había quedado totalmente desacreditado ante los ojos del mundo.
Las diversas expresiones culturales han garantizado la transmisión del patrimonio humano de generación en generación. La creatividad individual o colectiva es el reflejo del ethos nacional y debido a ello, a través de la historia, se han presentado incontables intentos por destruir acervos intelectuales como preámbulo para la erradicación de civilizaciones completas.
La historia del hombre ha estado salpicada de episodios dramáticos en donde los derechos humanos de individuos y pueblos enteros son y han sido transgredidos sistemáticamente hasta nuestros días.