Semana del Libro Hebreo: informe anual de publicaciones
Como cada año en vísperas de la Semana del Libro Hebreo que se festeja en el verano, la Biblioteca Nacional de Israel, publicó recientemente el
Como cada año en vísperas de la Semana del Libro Hebreo que se festeja en el verano, la Biblioteca Nacional de Israel, publicó recientemente el
Es un honor representar al Comité Central de la Comunidad Judía de México, en la presentación de “La historia de los judíos de México” de Josh Kogan. Este libro no es solo una publicación más o un recuento de hechos y fechas. Es un acto de memoria, un testimonio de identidad y una afirmación de pertenencia.
Es un verdadero honor tomar la palabra esta noche para presentar una obra que no solo relata nuestra historia, sino que la revive y la plasma con nueva fuerza: La historia de los judíos en México, escrita por Josh Kogan.
Hoy es uno de esos días que uno guarda en el corazón para siempre. Ver a mi nieto Joshua presentar este libro es más que un orgullo, es una bendición. No solo por el trabajo que ha hecho, que es admirable, sino por el esfuerzo y el alma que sé, que ha puesto en cada página.
Como se podrán imaginar, me gusta la historia — un poquito —, así que me gustaría contarles una historia. La del libro.
La mejilla izquierda arde por los golpes y la mejilla derecha se ruboriza de alegría. Así nos sentíamos en aquel entonces en Monterrey. Teníamos problemas en nuestra escuela, pero nos alegramos por el progreso del Colegio Israelita de México. El 10 de agosto de 1935 mandamos un telegrama con una cálida felicitación en ocasión de la ceremonia que llevaron a cabo por la colocación de la primera piedra para la construcción de su propio edificio.
Cuando entré a la directiva del club, yo sabía que eso no era trabajo… eso era un servicio”. Y tenía razón. Aunque, a decir verdad, hubo noches en que yo hubiera preferido cargar costales de harina en el mercado Juárez que cargar con el ánimo de toda la comunidad.
Cumplir cien años como comunidad es un logro enorme. Significa que hubo unión, compromiso, raíces y visión, pero también es un punto de quiebre, porque después de celebrar, hay que mirar al futuro y hresponder una pregunta esencial: ¿Cómo seguimos? ¿Qué necesitamos para que la comunidad no solo se conserve, sino que siga siendo un espacio vivo, con sentido y con alma?
A principios del siglo XX, Monterrey se convirtió en hogar de muchas familias que llegaron en busca de nuevas oportunidades. Entre ellas, un grupo de jóvenes y seis familias judías encontraron en esta ciudad el lugar para comenzar una nueva vida, sin dejar atrás sus tradiciones. Para ellos, la necesidad de un espacio que preservara su cultura y fortaleciera su identidad dio origen, el 25 de diciembre de 1925, al Club Social Hatikva.
Una de las ordenanzas más importantes de la ley judía es la de “zajor”, recuerda. Justamente porque sin memoria no hay supervivencia, hoy recordamos. Hace exactamente 100 años, en diciembre de 1924 un pequeño grupo de emigrantes judíos, conscientes de la consigna “veshinantam le baneja” (eseñarás a tus hijos), fundó una modesta institución educativa, que con el tiempo recibiría el. nombre de: Colegio Israelita de México.