Tribuna Israelita

Sionismo y Nazismo: conceptos radicalmente opuestos

En fechas recientes ha cobrado fuerza la campaña de desinformación sustentada en la supuesta analogía entre el sionismo y el nazismo. Ante hechos contundentes, dicha tergiversación histórica y conceptual carece de asidero en la realidad. No existe la más remota similitud entre ambas ideologías.
Por un lado, la doctrina nazi está basada en teorías pseudocientíficas sobre la supuesta superioridad de la raza aria y la subsecuente inferioridad de todas las demás, empezando por la “raza” judía.
Diametralmente opuesto, el sionismo es el movimiento de liberación nacional del pueblo judío, el cual propugna la igualdad de éste último ante la comunidad de naciones y su derecho a vivir en un estado soberano, democrático e igualitario en armonía con las naciones circundantes. El sionismo surgió precisamente como respuesta a las doctrinas racistas, discriminatorias y antisemitas que provocaron las persecuciones en contra de los judíos a través de la historia.

En este sentido, resultará aleccionador un análisis objetivo de los términos que son utilizados en forma irresponsable para servir a fines propagandísticos.
La palabra “genocidio” fue acuñada y utilizada por vez primera a partir de los inefables sucesos de la segunda guerra mundial. A pesar de la infinidad de guerras y masacres que han caracterizado a la historia del hombre desde tiempos inmemorables, nunca antes, hasta este momento, se había planeado y aplicado en forma fría y calculada un programa para la destrucción total de un pueblo, despojándolo, en forma gradual, de todo indicio de humanidad y conculcando sus más inalienables derechos. Este plan de aniquilación dista mucho de las medidas que, desafortunadamente, ha tenido que tomar el gobierno de Israel ante los recientes disturbios en Cisjordania y la Franja de Gaza.
Como se afirmó anteriormente, el término “genocidio” fue creado por el jurista polaco R. Lemkin en 1933 como consecuencia de la campaña de exterminio desatada por los nazis en contra de los judíos europeos. El genocidio como tal, fue sancionado en un documental internacional por primera vez en los procesos de Nuremberg contra los criminales nazis. Aquí, se calificó de genocidio deliberado y metódico al “exterminio de grupos raciales y nacionales de la población civil con el fin de aniquilar determinadas razas y partes de naciones y pueblos, grupos raciales y religiosos”. De acuerdo a la Convención sobre Prevención y Castigo de Delitos de Genocidio, creada en 1951 y ratificada en 1972 por la ONU, se entiende por “genocidio” a cualquiera de los actos perpetrados con el fin de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso.
Ejemplos de esto son los judíos y los gitanos bajo el Tercer Reich y, en décadas recientes, el pueblo camboyano y varias tribus de Uganda.
Literalmente, la palabra “holocausto” se refiere al sacrificio a través del fuego como ofrenda religiosa. Sin embargo, este término fue asociado con el exterminio de seis millones de judíos por el escritor judío, sobreviviente de Auschwitz y ganador del Premio Nobel de la Paz, Elie Wiesel. Wiesel intuyó la necesidad de dar un sentido que trascendiera el horror de esta realidad inconcebible y encontró un significado histórico y trascendental exclusivo al pueblo judío en estas negras páginas de la historia.
El Holocausto provocó la extinción de una tercera parte de la población judía de Europa, que se contaba en 18 millones de personas. Fue la consecuencia final de una serie de atrocidades perpetradas por los nazis en contra de los judíos que comenzaron por la privación gradual de sus derechos humanos y civiles, la concentración forzada de la población judía en ghettos y la hambruna provocada deliberadamente, hasta las deportaciones masivas a los campos de exterminio y a los hornos crematorios. El plan de la “solución final ” de Hitler requirió de un complejo engranaje industrial, burocrático y militar que fue ideado con el fin exclusivo de aniquilar a los judíos de Europa.
A diferencia del régimen fascista del Tercer Reich, en ningún momento el gobierno ni el ejército de Israel han implementado una política de genocidio o de exterminio contra la población palestina de la zona. La inestabilidad política que se vive en dicha área es la consecuencia de una relación conflictiva entre dos nacionalismos que tendrá que ser resuelta a través de negociaciones pacíficas. No obstante, grupos radicales en ambos bandos han exacerbado los ánimos, lo que ha resultado en irreparables pérdidas tanto para uno como para el otro.
Aquellos que insisten en las supuestas similitudes entre el sionismo y el nazismo, difaman al Estado de Israel y trivializan la tragedia judía y universal del Holocausto. Corrientes revisionistas pretenden convertir alevosamente a la víctima de la bestialidad nazi en presunto victimizador, anulando así el sentido de la responsabilidad moral en el mundo que en gran medida dio impulso a la creación del Estado de Israel.
El público debe exigir mayor veracidad y profesionalismo en el manejo de los conceptos y de la información ya que la terminología que se utiliza para describir a los fenómenos políticos e históricos actuales tiende a distorsionar la realidad, y muchas veces se aleja radicalmente del panorama original.

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