Yehuda ben Samuel Halevi (1086?-1145) vivió en un período único en la historia del judaísmo en España, conocido como la “Edad de Oro”. Fue el primer poeta nacional judío y el más grande de su tiempo, un hombre que capturó el corazón y la imaginación de su pueblo. A la fecha sus piezas litúrgicas son entonadas en sinagogas alrededor del mundo.
Halevi escribió sobre el amor, la amistad, el vino y la naturaleza, pero su preocupación fundamental se centró en el destino y el futuro del pueblo judío. Sin embargo no fue un poeta pesimista, ya que a pesar de que lamentaba el difícil presente de su pueblo, preveía un futuro resplandeciente. Amaba la vida y en sus obras logró plasmar la armonía entre las lágrimas y las risas, la desesperanza y la exaltación, la derrota y el triunfo. Su propia vida fue poesía en acción marcada por el estigma del infortunio y por la eterna añoranza por la Tierra Prometida.
HISTORIA
No existen datos fidedignos sobre el nacimiento de Halevi, pero se cree que vio la luz por primera vez en Toledo, capital de Castilla, en 1086. Fue un niño talentoso, favorecido por el ambiente en el que se desarrolló. Su educación, como la del resto de los judíos que vivían en la España musulmana, fue liberal. La curricula escolar, intensa y extensa, incluía la gramática y la poesía hebreas, el estudio de la Torá (Biblia), el árabe, la aritmética y la astronomía. El estudio sistemático del Talmud (compendio de leyes judías), coronaba estas disciplinas.
En 1100 Halevi fue enviado por su padre a Lucena centro de enseñanza de la cultura judía- a estudiar bajo la tutoría de Isaac Alfasi, rabino reconocido por su creación de un compendio talmúdico, del que asimiló multitud de conocimientos sin esfuerzo ni dificultad. Más adelante logró el dominio de los idiomas árabe y hebreo hasta alcanzar un estilo preciso y lúcido. A la vez se dedicó al estudio de las ciencias físicas, penetró en las profundidades de la metafísica y reconoció la grandeza de la filosofía grecoárabe, misma que más adelante trató de refutar.
Fue en la academia de Lucena donde Halevi comenzó a cultivar la literatura y la música. Su talento trascendió a lo largo de toda España, desde Toledo a Granada, de Sevilla a Córdoba. Gracias a sus contribuciones la enseñanza y la cultura judías lograron mayor prestigio.
Posteriormente Halevi se estableció en Toledo, contrajo matrimonio y se dedicó a la medicina al servicio de reyes y nobles. Su profundo entrenamiento en ciencias físicas y el cariño con que atendía a sus enfermos lo hicieron merecedor de numerosos elogios como médico.
Sin embargo este éxito no fue suficiente para Halevi. Ante la necesidad de nutrir su espíritu con nuevas experiencias que le permitiesen enriquecer su trabajo creativo, se dedicó a viajar por la Península Ibérica.
Halevi fue de ciudad en ciudad, escribiendo nuevas poesías. En éstas se refería a la alegría de la vida y a la belleza de la naturaleza. En Córdoba, ciudad sofisticada que impulsaba las artes, Halevi escribió cientos de poemas con un lenguaje atrevido y pasional.
Años después Halevi regresó a Toledo. La atmósfera política se había transformado y las condiciones bajo las que vivían los judíos se tornaron precarias. En 1108, en violentos motines, casas y tiendas de judíos fueron destruidas y se perpetraron decenas de asesinatos. Los terribles incidentes minaron la jovialidad y complacencia de Halevi. Cuando decidió escribir de nuevo su poesía ya no tenía los tintes eróticos de una canción de amor, sino que se había transformado en la voz de esperanza y en la conciencia de su pueblo.
Por su pensamiento político intenso y realista, su desilusión ante las posibilidades de vivir una existencia judía segura fuera de Jerusalem, su deseo de realizar un acto que lo redimiese y el clima mesiánico que prevalecía, Halevi decidió emigrar a Sión. Esta alternativa se vio fortalecida por una filosofía religiosa propia que remarcaba la unidad indivisible entre Dios y el pueblo de Israel. Para él era evidente que el ideal de existencia judía sólo se lograría en tierra santa, pero también entendía las dificultades que implicaba la emigración.
En un acto de redención personal Halevi inició su emigración a Jerusalem. Abandonó a su familia y amigos, así como la fama que había logrado en España, y en 1140 arribó a Alejandría. Más adelante viajó a El Cairo y Damasco en donde recibió grandes honores. No existe un consenso final entre los historiadores en cuanto a su destino. Algunos afirman que murió en Egipto en 1145 sin haber conocido la Tierra Prometida mientras que otros aseveran que sí logró llegar a Jerusalem.
Yehuda Halevi enriqueció la liturgia sinagogal con sus poemas religiosos que celebran cada etapa del calendario judío. Sin embargo es por sus canciones patriotas -los lamentos sobre la caída de Sión y las visiones del futuro- que el poeta es recordado. A través de sus canciones y oraciones Halevi relata todo lo que los judíos han amado y perdido, sus más terribles derrotas y sus más grandes triunfos. Fue el poeta y el profeta que restauró la naturaleza de su pueblo.
Poesía. En la actualidad conocemos alrededor de 800 poemas escritos por Halevi, en los que abarca todos los temas comúnmente abordados por la poesía hebrea española, así como las formas y patrones artísticos utilizados por la poesía secular y religiosa.
Halevi compuso cerca de 80 poemas de amor, 180 poesías de alabanzas a famosos contemporáneos suyos y de lamentaciones por la muerte de amigos y conocidos. Estas últimas, que son conocidas como qasida, se caracterizan por un lenguaje rico y brillante y contienen espléndidas descripciones.
Piyyutim. Halevi compuso más de 350 obras en honor de las festividades hebreas. Estos poemas conocidos como piyyutim se caracterizan por el realismo con el que refleja la trágica historia de su pueblo. En ellos combinó aspectos estilísticos de la poesía judeo-española con características del antiguo hebreo. Gracias a la riqueza de su lenguaje son considerados como uno de los capítulos más destacados dentro de la poesía hebrea de todos los tiempos.
Canciones a Sión. Para Halevi, Sión era el centro del mundo y representaba el amor de su pueblo por su hogar y por la libertad. Con originalidad escribió 35 poemas en los que aborda la añoranza por la Tierra de Israel, la tensión entre el amor y el dolor y entre el sueño y la realidad.
Halevi consideraba, que para muchos, la vida en España había constituido una especie de esclavitud y encontraba en sus canciones la verdadera libertad en servir a Dios.
SU FILOSOFÍA
El pensamiento filosófico de Halevi se encuentra contenido en el Kuzari, Libro de Argumentos y Demostraciones en Ayuda de la Fe Despreciada que fue traducido del árabe al hebreo a mediados del siglo XII. En éste el poeta plasmó sus ideas y sentimientos con fuerza y elocuencia, contribuyendo en gran medida al desarrollo de la literatura filosófica judía e influyendo en sus corrientes espirituales y culturales.
Halevi fue el primer poeta medieval en abordar las trágicas consecuencias del exilio judío y en concebir la redención de Israel como un ideal alcanzable. En las páginas de esta obra descubrimos las bases del nacionalismo espiritual judío, precursor del sionismo El Kuzari está basado en un episodio dramático así como romántico de la historia hebrea. Describe la conversión al judaísmo en 740 e.c. de los khazars, un pueblo guerrero ubicado en la margen occidental del Mar Caspio, que hablaba en idioma griego y cuya religión era una mezcla de creencias cristianas y paganas.
Halevi fue uno de los pocos filósofos medievales con un sentido de la historia. El Kuzari no es un trabajo especulativo o metafísico sino una interpretación de la manifestación divina a través de la historia judía. Representa una filosofía de la religión en la que la diferencia fundamental entre el judaísmo, el cristianismo y el pensamiento filosófico no es simplemente una cuestión de credo o doctrina. El judaísmo, afirmó, no es una filosofía ni una teología, sino una religión visual o real, una manifestación histórica de Dios en la que los judíos han experimentado contacto directo con El Creador.
La voz de Yehuda Halevi expresó las esperanzas y el sentir más íntimo de su pueblo, así como su añoranza sempiterna por la Tierra Prometida. Fue el profeta de su generación, un guía y una influencia para las generaciones posteriores.
Bibliografía
Encylopaedia Judaica
Keter Publishing Co., Israel, 1991
Noveck, Simon
Creators of the Jewish Experience
B’nai B’rith Books, USA, 1985
Torrona Bernaldo de Quirós, Felipe
Los Judíos Españoles
España, 1991