Tribuna Israelita

Filosofía judía: el pensamiento de Franz Rosenzweig

En la primera mitad del siglo XX, el judaísmo era interpretado desde una variedad de posturas filosóficas entre las que se incluía el positivismo, el misticismo, el intuicionismo y el idealismo racional germano. En el período posterior a la primera guerra mundial comenzó a surgir el existencialismo, una escuela de pensamiento altamente personalizada Franz Rosenzweig, teólogo y filósofo alemán, fue uno de los más destacados exponentes de esta corriente.

Su llamado a renovar la cultura judía, su énfasis en abrevar las fuentes clásicas del judaísmo, su comprensión de los dilemas del judío marginal que anhelaba el retorno a su identidad, contribuyeron al desarrollo de este nueva corriente filosófica.

Franz Rosenzweig nació en Cassel, Alemania en 1886 en el seno de una prominente familia judía. Sus primeros años transcurrieron en un ambiente en el que se cultivaban la literatura y las artes y en donde las creencias religiosas y la observancia no ocupaban un lugar preponderante. Estudió historia y filosofía en la Universidad de Leipzig en donde experimentó la necesidad de mantener una fe personal. Con la intención de acercarse a las tradiciones de sus antepasados visitó una pequeña sinagoga en Berlín en Yom Kipur, el día del perdón judío. Al finalizar el servicio religioso estaba convencido que deseaba dedicar el resto de su vida al estudio y a la enseñanza del judaísmo. Para ello permaneció en Berlín bajo la influencia del filósofo Hermann Cohen, exponente del judaísmo liberal.

Al estallar la primera guerra mundial en 1914, Rosenzweig se alistó en el ejército y fue enviado a los Balcanes. En 1918, al participar en un curso de entrenamiento en Varsovia, tuvo oportunidad de observar la vida y las costumbres de los judíos de Europa oriental y quedó fuertemente impresionado por la vitalidad y la riqueza de su fe. Durante esos años comenzó a escribir su obra maestra, La Estrella de la Redención, en pequeñas tarjetas postales que enviaba a su madre. Al terminar la guerra se estableció en Frankfurt, contrajo matrimonio y fundó el Freies Jüdisches Lehrhaus, un instituto de estudios judíos para adultos, mismo que se convirtió en una de los más distinguidos centros culturales en Alemania. Durante siete años expositores alemanes de la talla de Martín Buber (filósofo), Ernst Simon (educador y escritor) y Erich Fromm, (psicoanalista y filósofo) impartieron más de 200 cursos y seminarios a cientos de estudiantes.

Rosenzweig dirigió el instituto sólo dos años ya que a principios de 1922, sufrió una esclerosis que gradualmente lo paralizó y limitó su habilidad para escribir y para hablar. No obstante continuó con su labor utilizando una máquina de escribir especial y más adelante, cuando ya no se podía mover, mantuvo comunicación a través de los imperceptibles signos que emitía. Fue así como publicó un volumen sobre la poesía de Yehuda Halevi -poeta judeo-español del siglo XII-, una introducción a la obra de Hermann Cohen, un ensayo sobre legislación judía y colaboró con Martín Buber en una nueva traducción de la Torá (Pentateuco) al alemán. Su obra tiene relevancia no sólo por su valor literario sino en términos de sus implicaciones filosóficas y teológicas. Franz Rosenzweig murió en diciembre de 1929.

SU FILOSOFÍA
El esquema de Rosenzweig se opone al racionalismo de Hegel para quien el pensamiento precedía al ser y el colectivo, en su totalidad era más importante que el individuo.

Rosenzweig propuso un nuevo pensamiento que, situado entre la teología y la filosofía, se basaba no en conceptos abstractos sino en el sufrimiento y en la ansiedad del hombre. Consideraba que la principal tarea del pensador judío del mundo moderno se centraba en la redefinición del judaísmo. No era necesario ahondar en el tema sino que se debía trabajar para desarrollar “seres humanos judíos” para quienes ningún elemento de su identidad fuera ajeno. Estos no surgirían de fórmulas como el sionismo, la ortordoxia o el liberalismo, sino de la práctica de su judaísmo. Para Rosenzweig, en el período pre-emancipatorio, los judíos experimentaron la unidad de tres elementos: la Halajá o legislación, el hogar y la sinagoga. En el siglo XIX, esta unidad se perdió. El judío debía ahora encontrar un modus vivendi que le permitiera conservar su identidad particular sin renunciar al mundo mayoritariamente no judío en el que vive.

Según Rosenzweig para vivir como judío era necesario conocer la legislación, pero no se exigía una obediencia ciega de la ley. No aceptaba la postura ortodoxa que precisa la distinción entre lo prohibido y lo permisible. Consideraba que no todo lo permisible es admitible. Paralelamente rechazó el punto de vista liberal que repudiaba el código tradicional. La observancia de la ley debe ser una decisión personal y cada individuo tiene la libertad de elección.

Rosenzweig consideraba la educación de los adultos como el movimiento más importante para los judíos alemanes. Entre los métodos para retornar al judaísmo estaba un nuevo tipo de enseñanza centrado en el estudiante más que en los conceptos. No se refería a una educación pasiva sino que contemplaba una nueva metodología que integraba formas de diálogo y discusión.

SU OBRA
La obra de Rosenzweig se compone de una variedad de libros, ensayos, traducciones y análisis sobre judaísmo, historia, filosofía y religión. El más importante de sus trabajos es, sin duda, La Estrella de la Redención, en la que trata de demostrar que un judío alemán puede ser inteligente, civilizado, moderno y educado y, al mismo tiempo, conservar su identidad judía.

A la vez Rosenzweig desarrolló una filosofía religiosa existencialista en la que delineaba la relación entre Dios, el hombre y el mundo. Consideraba que hasta Hegel la filosofía había descrito al mundo como un todo unitario, demostrando que los tres elementos presentes en la experiencia humana -Dios, el mundo y el hombre- comparten una sola esencia.

Argumentaba que el Maguén David o “Estrella de David” es la imagen gráfica real del universo. Este último se constituye de tres elementos: Dios, el universo y el hombre, relacionados entre sí y cuya integración puede plasmarse en un triángulo. La relación entre Dios y el hombre es llamada “revelación”; entre Dios y el mundo es la “creación” y entre el mundo y el hombre es la “redención”, que constituyen otro triángulo, mismo que sobrepuesto en el anterior conforma la “Estrella de la Redención”. De este modo los tres elementos del universo -Dios, el hombre y el mundo- se relacionan a través de la creación, la revelación y la redención.

Rosenzweig considera al judaísmo y cristianismo como imágenes en el espejo. Sus características se encuentran inversamente relacionadas entre sí. El judaísmo se sitúa en el centro de la estrella, es un fuego que vive en sí mismo sin la necesidad de redimirse en el espacio o en el tiempo. El cristianismo se sitúa en la periferia de la estrella, como rayos que nacen del fuego. En el judaísmo Dios es rey y padre, creador omnipontente. En el cristianismo es padre e hijo. El judaísmo es concebido como la “vida eterna”, porque todo judío nace judío y su misión es llevar la vida eterna a su pueblo. Por su parte el cristianismo es considerado como el “camino eterno”, porque los cristianos nacen como paganos y a través del bautizo se redimen y se integran a una fe común. Para Rosenzweig ambas religiones poseen sólo una verdad parcial, pero la palabra de Dios será revelada al final de los tiempos.

BIBLIOGRAFÍA

Kedourie, Elie
The Jewish World
Thames and Hudson, Gran Bretaña, 1979

Noveck, Simon
Contemporary Jewish Thought
B’nai B’rith Books, USA, 1985

Samuelson, M. Norbert
An Introduction to Modern Jewish Philosophy
State University of N.Y. Press, USA, 1989

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