Tribuna Israelita

El Código de Alepo

Los remanentes del Código de Alepo, uno de los más antiguos e importantes manuscritos de la Biblia, se encuentran actualmente en el Museo Israel de Jerusalem. Shlomo ben Boiea, en Tiberias, se encargó de su escritura y su revisión estuvo a cargo de Aarón ben Asher -último de la dinastía de redactores que dieron cuerpo al texto bíblico- hace más de mil años. Incluye los cinco libros del Pentateuco y otros escritos sagradas y es considerado como el más preciso y autorizado documento religioso judío, no sólo por su contenido sino, así mismo, por su reverencia y santidad.

El Código de Alepo sobrevivió numerosas invasiones y saqueos de la Ciudad de Jerusalem pasando de mano en mano, hasta que fue recuperado por la comunidad judía de El Cairo en donde permaneció hasta el siglo XIV. Fue entonces que le fue confiado a la comunidad judía de Alepo, Siria, cuyos miembros se esmeraron en su cuidado durante siglos, hasta que fue parcialmente destruido por los sirios en su intento de incendiar la sinagoga de esa ciudad en 1947, al darse a conocer la partición de Palestina.
Durante la década siguiente se pensó que el Código había desaparecido, lo que causó gran pesar en el mundo judío. No obstante, el Código sobrevivió aunque no en su totalidad ya que, la cuarta parte del manuscrito, fue destruida por el incendio. Los restos del documento fueron ocultados por dos ancianos de la comunidad de Alepo durante más de diez años. Finalmente, un intrépido hombre llamado Mordejai Faham, arriesgando su vida, logró rescatar el Código y lo entregó al presidente israelí Ben Zvi, en 1958.
Ben Zvi era uno de los hombres que desde 1943 habían intentado rescatar el Código. Junto con Judah Magnes, el primer presidente de la Universidad Hebrea de Jerusalem, envió a Yitzhak Shamosh a Alepo para persuadir a los miembros de esta comunidad de que transfirieran el documento a Jerusalem. Sin embargo los judíos alepinos se enorgullecían de Kéter o corona como le llamaban al Código y lo consideraban un talismán de la buena suerte sin cuya presencia desaparecerían, por lo que rechazaron el ofrecimiento. Su decisión fue fatídica. A pesar de que los judíos ocultaron el Código en un féretro de hierro herméticamente cerrado con dos candados que colocaron dentro de su sinagoga, el manuscrito se dañó seriamente con el incendio y sólo 294 de las 380 páginas originales residen permanentemente en Israel.
¿Por qué fue el Código depositado en esa pequeña región? En el siglo XV, la precaria situación de los judíos de El Cairo les hizo temer por la seguridad del manuscrito y decidieron que, una comunidad próspera como la de Alepo, sería el lugar adecuado para ocultar el Código. Alepo formaba parte de la ruta de las caravanas al este por lo que, además de ser cuna de una de las más ricas y cultas comunidades judías, era considerada una ciudad floreciente.
La leyenda cuenta que Joab ben Zerubah, comandante del ejército del rey David, construyó una torre y una fortaleza que sirvieron de base a la Ciudad de Alepo. Más aún, el ala oeste de la gran sinagoga lleva el nombre de esta legendaria figura.      Existe evidencia de la presencia judía desde el período del Segundo Templo (583 a.e.c. -70 a.e.c.), misma que persistió aún después de la expulsión de los judíos de la Palestina romana al final de la época talmúdica Para el siglo XI, la comunidad judía de Alepo había adquirido una gran reputación por sus notables rabinos y estudiosos de la Torá.
Como toda ciudad próspera, Alepo fue invadida repetidamente. En diversas irrupciones, como en el caso de los mongoles en 1400, cientos de judíos fueron esclavizados o masacrados. No obstante, cuando los tiempos mejoraron, la ciudad atrajo a los judíos expulsados de España, entre otros, y los integró a su quehacer interno.
Cuando en el siglo XIX se abrieron rutas comerciales alternas, la importancia de Alepo comenzó a decaer y finalmente, con la inauguración del Canal de Suez en 1869, las condiciones económicas de la ciudad empeoraron. Los judíos empezaron a emigrar a diversas ciudades en donde encontraron comunidades judías semi-autónomas que los acogieron.
Los que permanecieron en Alepo tuvieron que enfrentarse a situaciones difíciles como fue el boicot alemán durante la segunda guerra mundial, las restricciones de la Francia de Vichy contra los judíos y otras más. Además, el aumento de la intolerancia musulmana y la publicación de frecuentes leyes discriminatorias en contra de los judíos tuvieron su efecto y la prolífica vida comunitaria sucumbió.      Actualmente, de los miles de judíos que vivían en Alepo sólo permanecen alrededor de 700. Su fascinante sinagoga es una de las más antiguas en uso, y ha sido restaurada gracias a la generosidad de quienes recuerdan con orgullo su invaluable herencia.

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