Tribuna Israelita

La medicina en el judaísmo

Desde los inicios de su historia hasta los tiempos modernos los judíos han ejercido una notable influencia en el desarrollo de la ciencia médica. Sus antiguos sacerdotes eran los custodios de la salud pública. El médico -instrumento a través del cual el Creador sanaba a un enfermo- tenía altos estándares éticos y valoraba su vocación como algo espiritual y no simplemente como una profesión ordinaria.

Los sabios veían una conexión muy cercana entre la medicina y la religión, esto es, entre el cuerpo y el alma. El cuerpo, pensaban, pertenecía a Dios y era una especie de préstamo concedido a los hombres durante su estancia en la tierra. El cuidar el cuerpo, mantenerlo limpio y sano, era un deber religioso a través del cual se honraba al Creador.

Por su importancia en el marco de los asuntos religiosos la medicina fue santificada por la ley bíblica. El estudiar o enseñar la palabra divina en espera de un sueldo no era ético, por lo que aquellos que dominaban las Escrituras hebreas elegían la medicina -como profesión adicional- para lograr un sustento. Esta tendencia se intensificó durante la Edad Media cuando a los judíos se les excluyó de casi todas los oficios y la medicina permaneció como una de las pocas ocupaciones dignas a través de la cual podían subsistir.

HISTORIA
Periodo Bíblico
. -Es la Biblia la principal fuente de información sobre la medicina entre los antiguos hebreos. De hecho, de los 613 preceptos comandados por la halajá o ley judía, 213 son de naturaleza médica. Desde los tiempos más antiguos la fe judía trato de suprimir las costumbres y las prácticas mágicas comunes a otros pueblos. Indudablemente los hebreos se vieron influidos por los conceptos y las prácticas médicas de las naciones circundantes, particularmente de los egipcios entre los que la medicina estaba muy desarrollada. Por ello, aunque los judíos no aceptaban las supersticiones y las creencias de sus contemporáneos, sí atribuían la salud y la enfermedad a una fuente divina.

La salud estaba en manos del Creador y los médicos eran simplemente un instrumento divino. Los sacerdotes hebreos no tenían autoridad como médicos pero ostentaban una posición de guardianes de la salud comunitaria, con la responsabilidad de hacer cumplir las leyes relativas a la higiene social.

La singularidad de la medicina bíblica recae en sus regulaciones en torno a la higiene social, mismas que son notables hasta nuestros días. La higiene y profilaxis se convirtieron en dogmas religiosos cuyo objetivo era el de lograr el bienestar y la preservación de la nación.

Los antiguos hebreos tenían conciencia de que las enfermedades contagiosas se diseminaban a través del contacto directo por lo que establecieron una serie de medidas preventivas como era el hervir y tallar la ropa y los utensilios de cocina. Entre las regulaciones sanitarias se incluían el aislamiento de los infectados y la purificación de instrumentos de esta índole. Así mismo, la legislación dentro de la vida sexual, el baño frecuente, las estrictas regulaciones dietéticas y sanitarias, la observancia de un día de descanso (el sábado) -entre otras- evitaron que enfermedades prevalecientes en la zona se diseminaran.

Las enfermedades más comunes de la época son mencionadas en diversos versículos bíblicos: gonorrea, epilepsia, osteom elitis, plaga bubónica, lepra. A excepción del caso de la picadura de serpiente los remedios y tratamientos no incluyen rituales mágicos. La terapia bíblica abarcó el lavado de la parte afectada y la utilización de aguas terapéuticas, bálsamos, aceites y vendas.

Época Talmúdica. -(Siglo II a.e.c. al VI e.c.) Como resultado de los periodos de exilio y del contacto con otras culturas, las comunidades judías se abrieron a la influencia de filosofías extranjeras -como la persa, egipcia y griega- que tuvieron impacto en el desarrollo de la medicina. No obstante la actitud judía hacia la salud no es del tipo milagroso prevaleciente entre esas culturas.

La santidad de la vida humana y la importancia de la salud es expresada constantemente en la literatura de la época. El médico, como instrumento de la voluntad divina, tenía muy buena reputación y era altamente estimado e incluso se le consideraba como uno de los 10 elementos necesarios para crear una ciudad.

Entre los judíos -a diferencia de los egipcios- no había médicos especializados, pero el Talmud (compendio de leyes) menciona dos tipos de médicos: rofe y rofe umman, esto es médico experimentado y cirujano. Se cree que no existían hospitales y en caso de enfermedad los pacientes acudían a la casa del médico. No obstante, se sabe que se habilitaban partes de las sinagogas para el cuidado de los enfermos y que contaban con salas de operación construidas con mármol para mantenerlas limpias.

Por ley los médicos debían recibir honorarios adecuados a su trabajo y no se aprobaban los servicios médicos gratuitos, porque creían que “un médico que no cobra es porque no vale”. Sin embargo, se les exigía que tuvieran consideración para las personas de escasos recursos, tradición que se mantuvo a lo largo de los siglos.

Por sus leyes rituales los judíos tenían la oportunidad de observar y diagnosticar enfermedades. Los escritos de la época demuestran un gran conocimiento de embriología y de patología. Se describen diversas enfermedades de los pulmones, de la piel, de los riñones, del sistema circulatorio y de los ojos. El Talmud habla de difteria y hemofilia. Se reconoce que una lesión en la espina dorsal causa parálisis, que la comida grasosa es difícil de digerir y se recomienda el comer verduras frescas y tomar agua natural. Los remedios y medicinas que se mencionan están realizadas a base de polvos, bálsamos, compresas, bebidas e inciensos.

La principal contribución de la medicina talmúdica se centra, no en el tratamiento de una enfermedad como en la Biblia, sino en la prevención de las enfermedades y el cuidado de la salud comunal. Las medidas higiénicas recomendadas son de naturaleza práctica, religiosa y ética, porque creían que “la limpieza del cuerpo lleva a la limpieza del alma”.

Época Medieval -La gran variedad de climas y costumbres a las que los judíos se vieron expuestos en sus constantes migraciones tuvieron gran influencia en sus conocimientos médicos. El principal mérito de los médicos judíos de la época se centra en sus trabajos como traductores y transmisores de la medicina griega y árabe a Europa.

Así mismo, los estrechos nexos familiares y los constantes viajes comerciales judíos permitieron que el conocimiento sobre medicina se difundiera con gran rapidez. A pesar de que los médicos judíos eran bien considerados sufrieron de constantes persecuciones. Desde el siglo IV a.e.c. en adelante distintas regulaciones impidieron que los médicos judíos atendieran a las poblaciones no judías o que tuviesen posiciones oficiales. Sin embargo, la medicina continuó siendo una vocación espiritual compatible con la profesión rabínica y los judíos continuaron ejerciendo como médicos de la corte, por lo que el número de médicos judíos aumentó.

Los judíos jugaron un papel relevante en la ocupación árabe de España. Entre los más prestigiados médicos de la época destacaron Yehuda Halevi, Hasdai ibn Shaprut y Averroes. Indiscutiblemente, el más importante fue Moisés Maimónides (siglo XII), médico personal del Sultán Saladín de Egipto, quien basó su obra en la convicción de que un cuerpo sano es un prerrequisito para un alma sana que le permite al hombre desarrollar sus capacidades intelectuales y morales para llegar al conocimiento de Dios.

En sus 10 tratados divide a la medicina en tres campos: preventiva, curativa y cuidados para los convalecientes. Las innovaciones que propone en sus trabajos sobre asma y envenenamiento tienen vigencia hasta la fecha.

Época moderna. -Con el Edicto de Tolerancia proclamado por José II de Austria en 1782 y la Emancipación suscitada a raíz de la Revolución Francesa, las puertas de las escuelas médicas europeas se abrieron para los judíos permitiéndoles contribuir en gran medida al progreso en diversas áreas de la ciencia médica. En distintas latitudes a lo largo del siglo XX los judíos han sido galardonados con el Premio Nobel de Medicina por su contribución a la medicina clínica, a la quimioterapia, inmunología, hematología, oncología y dermatología, entre otras.

Entre ellos podemos mencionar a Paul Ehrlich con su descubrimiento del salvarsán, de Ernest Chain con la penicilina, de Jonas Salk y Albert Sabin con la vacuna contra la poliomielitis, de Minkowsky con la insulina, de Arthur Kornberg con la síntesis del DNA, de Selman Wachsman con la estreptomicina, de Karl Landsteiner con su separación de los grupos sanguíneos y de Oscar Liebereich con la invención de las drogas para la epilepsia.

BIBLIOGRAFÍA

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