Tribuna Israelita

El agua en la historia judía

El agua ha jugado un rol importante en la tradición e historia judías. Simbólicamente ha sido considerada como un elemento purificante y rejuvenecedor. En el antiguo servicio del Templo de Jerusalem se utilizaba para el aseo de aquellos que participaban en el culto religioso. El paradigma de las facultades quasi místicas del agua se expresa en la práctica de la inmersión en la mikve, el baño ritual de purificación tanto para hombres como para mujeres. Con el transcurso de los años el agua se convirtió en el símbolo de la Torá (Pentateuco) dentro de la vida judía.

De acuerdo al judaísmo ambos son portadores de vida y proporcionan beneficios ilimitados a todos los seres de la tierra. Las autoridades rabínicas dieron una aplicación práctica al versículo bíblico Exodol5:22″… y viajaron tres días en el desierto y no encontrarás agua”, al interpretar que el hombre no puede pasar tres días sin agua ni sin el estudio de la Torá, razón por la que ésta debe ser leída todos los lunes, jueves y domingos.
Diversas ceremonias religiosas además han enfatizado el uso del agua. En Sucot, la fiesta de las cabañas, durante la época del Templo se acostumbraba realizar un alegre festival en honor de quien distribuía el agua y en Rosh Hashaná, el año nuevo judío, hasta la fecha se practica el ritual de Tashlikh, a través del cual simbólicamente se arrojan los pecados humanos a una fuente de agua. El lavado de manos antes y después de tomar los alimentos es también parte del ritual judío.
El agua constituye la fuerza vital que impulsa al ser humano hacia su Creador y que permea la vida judía en todas sus dimensiones. Con el paso del tiempo diversos cuerpos de agua específicos adquirieron especial significancia para el pueblo judío gracias a sus asociaciones con la historia, el folklore y los personajes bíblicos. Sin embargo, de acuerdo a la tradición religiosa, “las aguas reales que alimentan, mantienen, reviven y definen, sólo son aquellas simbolizadas por la Torá”.

Aguas Históricas
El Río Eúfrates
. El más largo de Asia occidental ha constituido un epicentro histórico para el pueblo judío desde sus orígenes. Según el versículo bíblico Génesis 2:14, este río formó parte de las cuatro fuentes hídricas del Jardín del Edén. La ciudad talmúdica de Pumbedita, localizada en sus riberas, fue uno de los cuatro centros académicos más importantes del Mundo Judío. Durante el exilio babilónico los judíos lloraban a Jerusalem desde sus orillas práctica que dio origen al Salmo 137:1: “Desde los ríos de Babilonia nos sentamos y lloramos por Sión”.
El Río Nilo. Fuente de vida de muchas civilizaciones, el Nilo tuvo gran importancia durante el éxodo judío de Egipto. Moisés fue descubierto por la hija del Faraón en las aguas de este río y sus aguas “se convirtieron en sangre” al cumplirse la primera de las “Diez Plagas”. En el siglo VI a.e.c. la pequeña isla Elefantina en el Nilo, cerca de la ciudad de Asuán, fue habitada por judíos. Diversos documentos describen su vida cultural y religiosa.
El Mar Rojo. Es el más famoso cuerpo de agua en la historia judía. Además de su importancia en el éxodo de Egipto, el Mar Rojo era considerado uno de los límites bíblicos de la tierra de Israel y servía como centro naval y marítimo en la época del rey Salomón. (I Reyes 9:26).
La epopeya del cruce de estas aguas capturó la imaginación de los rabinos talmúdicos. De acuerdo con los midrashim o comentarios, el mar no se partió como respuesta a la orden de Moisés sino hasta que el nombre divino fue invocado.
El Río Jordán. Nombrado en canciones e historias, el Jordán es un pequeño y angosto río que sólo mide 127 millas. No obstante importantes acontecimientos bíblicos sucedieron en sus aguas: Jacob pasó hacía Harán (Génesis 32:10), Joshúa llevó a los israelitas a través de aguas en su conquistas de la Tierra de Canaán (Josh3) entre otros.
El Talmud (código de leyes) designa al Jordán como uno de los cuatro ríos sagrados de la Tierra de Israel. En fechas recientes éste ha sido de importancia estratégica en las contiendas entre árabes e israelíes y después de 1967 se convirtió en la Irnea de cese de fuego entre Jordania e Israel.
El Mar Muerto. Conocido en hebreo como el Yam ha-Melach -el Mar Salado- es el punto más bajo en la tierra ya que está a 1,305 pies bajo el nivel del mar. Las ciudades de Sodoma y Gomorra estaban situados a sus orillas. Las propiedades caústicas de estas aguas fueron reconocidas por los rabinos talmúdicos e inspiraron la costumbre del mayim ahronim o lavado de las manos después de tomar alimentos.
     El Mar Mediterráneo. Conocido como el “Gran Océano” conforma la frontera occidental de Israel. Después de la destrucción del Templo de Jerusalem en 70 e.c. las galeras romanas con esclavos judíos llenaron sus puertos. En épocas modernas la amenaza de los terroristas de “echar a los judíos del mar” hace referencia al Mediterráneo.
Los Pozos de Beersheva. Un antiguo oasis y pozo, Beersheba fue el escenario de numerosas historias de los patriarcas bíblicos. Hasta principios del siglo XX el lugar tuvo poca significancia, pero a partir del tratado de paz entre Egipto e Israel, su importancia ha aumentado.
El Lago Kinneret. Al noroeste de Israel, es el único lago de agua dulce en el país. A sus orillas, Tiberiades, ha sido centro de místicos y estudiosos como Jerusalem, Hebrón y Safed, ciudades que brillan en la constelación judía por su prolífica creatividad y profundo simbolismo.

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