Tribuna Israelita

Guemilut Hasadim

Dentro del judaísmo, las relaciones interpersonales ocupan un sitio de extrema trascendencia. Tal es así que el Yom Kipur, día de la expiación y la fecha más sagrada del calendario hebreo, está dirigida en gran medida a que el judío resuelva los conflictos con sus semejantes que se puedan suscitar en el transcurso del año. Gran parte de la legislación judía norma la convivencia en sociedad, condición sine qua non para que el hombre esté en paz consigo mismo y a su vez con el Todopoderoso.
Uno de los valores supremos del sistema ético judío es el de Guemilut Hasadim que en hebreo significa “manifestación de obras de caridad”.

     Sin embargo, ninguna traducción hace justicia a su significado real. Se trata de una de las virtudes sociales judías más completas y fundamentales que comprende toda una gama de consideraciones y obligaciones, no sólo hacia otros judíos, sino hacia el prójimo en general.

     La literatura judía está llena de alusiones a Guemilut Hasadim. Shimón el Justo, gran rabino del siglo I a.e.c., la menciona en el Pirké Avot -Libro de los Proverbios de los Padres- al afirmar que “el mundo descansa sobre tres pilares: la Torá, el trabajo y Guemilut Hasadim”. (Pirké Avot 12).

     Tal vez lo sustantivo de este concepto descansa en el hecho de que constituye una forma de asistencia que va más allá de la caridad. Es ayuda que satisface no sólo en lo material sino también en el aspecto espiritual.

     Bajo Guemilut Hasadim se integraron las asociaciones comunitarias que tenían como preocupación fundamental la dignidad en la sepultura de los muertos, así como las visitas a los enfermos. Por otra parte, en Europa Oriental, Guemilut Hasadim también incluyó el otorgar préstamos a artesanos o comerciantes.

     Dentro de las obligaciones implícitas en el concepto de Guemilut Hasadim destacan:

  1. a) Dar ropa al necesitado
         “E hizo el Señor para el hombre y para su mujer túnicas de piel y los vistió.”
    Génesis 3:21

     La literatura religiosa judía frecuentemente habla de la importancia de vestir al necesitado. En el Talmud se menciona que “así como El vistió al desnudo, así debemos hacer nosotros”. (Sotah 14a).

     Comunidades judías, tanto en la diáspora como en Israel, se dedican a la tarea de recolectar ropa para quienes carecen de lo indispensable, y de esta forma cumplen con el mandato bíblico.

  1. b) Hospitalidad
         “Deja que todos los hambrientos entren y coman”
         Hagadá de Pésaj

     La historia judía se inicia, según la Tora, cuando Abraham -siguiendo las instrucciones divinas-, abandonó su hogar en la ciudad de Ur para buscar la tierra prometida. “Vete de tu tierra a la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré”. (Génesis 12:1). Desde entonces los judíos han residido en cientos de lugares como minoría étnica.
Posiblemente por esta experiencia, el precepto de ser hospitalario recibió gran prioridad dentro de la tradición judía. Es una práctica que Abraham instituyó al dar comida y bebida al forastero. “Otorgar hospitalidad significa proporcionar no sólo alimento y un lugar donde dormir, sino incluye acompañar al forastero en su camino”. (Rashi, Sotah 10a).

  1. c) Bikur Jolim o Visitar a los Enfermos
         “Aquél que visita al enfermo le quita una sexta parte de su dolor”
         Nedarim 39b

     Cuando los judíos regresaron del cautiverio en Babilonia en el siglo VI a.e.c., los problemas sociales y económicos se multiplicaron. Fue bajo estas condiciones cuando el concepto de ayuda mutua adquirió un significado especial. Se subrayó la importancia de visitar a los enfermos, de darles asistencia y proporcionarles palabras de consuelo: El tipo de ayuda se especificó claramente: dar medicinas y alimentos, especialmente cuando no hubiera familiares que pudieran hacerlo. El visitante debía hacer todo lo posible por alegrar al enfermo mediante una demostración concreta de cariño que le hiciera sentir que no se encontraba solo en sus horas de dolor.
Visitar a los enfermos es un mandamiento que también imita las acciones divinas, pues el Talmud enseña que Dios visitó a Abraham cuando éste se recuperaba de su circuncisión.
En un principio, en diversas comunidades judías, el deber de visitar a los enfermos era cumplido por el rabino quien, en ocasiones se veía imposibilitado de llevarlo a cabo por limitaciones de tiempo. Fue por ello que se pensó en crear una sociedad que, a través del esfuerzo conjunto de sus miembros, proporcionara ayuda y consuelo al enfermo.
Las primeras asociaciones de Bikur Jolim se organizaron en España en el siglo XIV y se expandieron al resto de Europa hasta el siglo XVI cuando los exiliados españoles las introdujeron en Italia, Checoslovaquia y otros países de Europa Central. Con los años, se institucionalizaron en casi todas las comunidades judías.
En nuestros días, con el surgimiento de los grandes centros médicos, el dolor físico se complica con un sentimiento de soledad que en ocasiones retrasa el proceso de recuperación. Se requiere por ello de sentimientos de apoyo y de amor.
A pesar de la relevancia de este precepto, la ley indica que el visitante no debe ser desconsiderado y alterar el bienestar del paciente al practicarlo. No se debe llegar ni muy temprano ni muy tarde, ni fatigarlo con visitas prolongadas.

  1. d) Hevrá Kadishá o Sociedad Santa
         “Los santos a su tierra regresarán”

     En un principio, la obligación de participar en los arreglos para dar sepultura digna a un cuerpo recaía sobre toda la comunidad. Más aún, cuando una persona fallecía toda la población debía abstenerse de trabajar para honrar al muerto. La Hevrá Kadishá o Sociedad Santa surgió en el siglo XIV en España y Alemania, simultáneamente. En sus inicios, se trataba de organizaciones de ayuda mutua pero, con el tiempo, se transformaron en sociedades que se dedicaban exclusivamente al tratado del cuerpo de acuerdo a la ley y la tradición judías.
La Hevrá Kadishá como sociedad abocada a la sagrada tarea de enterrar a los miembros de una comunidad, no apareció sino hasta 1564, establecida por Eleazar Askenazi. Cuando sus regulaciones fueron aceptadas, sus servicios estuvieron a disposición de todos los miembros de la comunidad, aunque éstos no formaran parte de la Hevrá ni hicieran contribuciones.
Esta institución es particular de las comunidades judías y se deriva del hecho de que de acuerdo a su legislación, no se puede lucrar con la muerte. Por esta razón, ninguna compañía privada ni comercial debe dedicarse a esta actividad obteniendo una ganancia, sino que la tarea debe ser labor de la comunidad.
Los amigos y parientes del fallecido tienen la obligación de atender el servicio funerario. Más aún, quien va a un funeral y no se une a la procesión, es como aquél que se burla del pobre. Si no puede unirse, debe por lo menos ponerse de pie en honor del fallecido y de quienes lo acompañan. La ley requiere además que, quienes asisten a un sepelio, deben tomar parte arrojando una pala de tierra en la tumba. Es así como se imita la acción divina, puesto que el Todopoderoso dio sepultura a Moisés: “Y El le enterró en un valle de la tierra de Moav…” (Deuteronomio 34:6)
Las labores de la Hevrá Kadishá son consideradas como uno de los más grandes actos de amor y bondad ya que, aquellos que honran a los muertos, lo hacen desinteresadamente, pues saben que no recibirán recompensa alguna.

BIBLIOGRAFÍA

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