Tishá Be Av es uno de los días más tristes del calendario judío. Se conmemora el nueve de Av con el objeto de recordar la destrucción de los dos grandes templos de Jerusalem en 586 a.e.c. y 70 e.c., el primero saqueado e incendiado por Nabucodonosor, Rey de Babilonia y el segundo, destruido por el general Tito y su ejército romano.
Esta fecha marca la culminación de un periodo de semi-duelo de tres semanas que comienza el 17 de Tamuz, que indica el momento en que fue abierta la primera brecha en las murallas de Jerusalem.
Este día se asocia, también, con otros acontecimientos trágicos para el pueblo judío, con las experiencias de persecuciones y tragedias en la diáspora. Es un día de recuerdo, de luto, por los judíos que salieron de Egipto y no pudieron entrar a la tierra prometida; por los hebreos que cayeron en la ciudad de Betar durante la revolución del caudillo Bar-Kojba contra los romanos; por los que en 1492 se enfrentaron al Edicto de Expulsión de los Judíos de España, quienes tuvieron que escoger entre la muerte o la conversión; por la destrucción de los templos y de Jerusalem.
El templo de Jerusalem era el centro religioso del pueblo judío; sin embargo, su destrucción no representó sólo una catástrofe religiosa, sino que señaló el fin de los reinos hebreos y con ello la pérdida de la independencia y el exilio de la mayor parte del pueblo judío. Es por esto que muchos rabinos aseguran que aquel que no sufre por la destrucción de Sión no vivirá para ver su alegría.
La serie de acontecimientos trágicos sufridos por el pueblo judío se conmemora con un ayuno total, que se inicia a la caída del sol y termina al anochecer del día siguiente, en el que se prohíbe toda actividad que produzca goce físico o espiritual. A lo largo de la historia se han adjudicado múltiples significados a los ayunos. Los profetas fueron los primeros que propusieron la idea de que el abstenerse de todo alimento representaba un acto simbólico o espiritual. Como los profetas eran seres idealistas no pusieron énfasis en las consecuencias para el sistema digestivo, sino en el despertar de una conciencia individual adormecida.
Tishá Be Av es un día de luto que permanece en la memoria de todo judío. Aún en los momentos alegres -como en la ceremonia religiosa de matrimonio- se recuerdan las ocasiones en que el pueblo judío sufrió muertes y torturas, crueldad y opresión, al romper el novio una copa como expresión de pena por la destrucción de los templos.
Tishá Be Av es un símbolo sombrío que permanece en el calendario judío como una especie de depósito en donde se han vertido sufrimientos y esperanzas por mejores tiempos.