El 12 de abril de 1951 el Parlamento israelí dictó una ley que establece el 27 de Nisán como el Día del Holocausto y el Heroísmo. Este día se recuerda la masacre sin precedente sufrida por el pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial y se honra la memoria de las víctimas del Holocausto.
Esta efeméride se conmemora en el período entre el aniversario del levantamiento del Ghetto de Varsovia que comenzó el 19 de abril de 1943 (día en que los judíos celebraban el inicio de Pésaj -aniversario de la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto) y la conmemoración de Yom Hazikarón (día en que se recuerda y honra a los soldados que cayeron durante las guerras ocurridas desde la creación del Estado de Israel así como a las víctimas del terrorismo.
Durante Yom Hashoá tanto en Israel como en la diáspora se organizan eventos conmemorativos y educacionales como ceremonias, visitas a monumentos y museos y la transmisión de programas especiales en distintos medios de comunicación.
El alcance de su horror hace del Holocausto mucho más que un acontecimiento histórico. Su problemática plantea la contradictoria necesidad de recordar y olvidar un trauma devastador. La decisión parlamentaria de instituir un Día del Holocausto y el Heroísmo, indica la complejidad y profundidad de dicha ambigüedad: “El Holocausto nazi causó la destrucción de ese mismo mundo judío de Europa oriental contra el que se habían rebelado los pioneros, y del cual, no obstante, Israel se convirtió en avanzada y heredero”. (Elon Amos, Los Israelíes: Padres e Hijos, 1971)