Veo a mis hermanos afligidos por el dolor, no del pánico de ser atacados, sino de la falta de mención, de denuncia, de reclamos. Tras las situaciones políticamente inestables vividas en Israel en las últimas semanas, los crímenes de odio en las grandes urbes del mundo han visto un ascenso meteórico, y muy escasa documentación al respecto, por parte de los medios, de las redes y de otros movimientos antirracistas.