Oficialmente, todos los fotógrafos del gueto estaban bajo las órdenes del Judenrat, encargados de fotografiar la “aparente eficiencia” de las instituciones del gueto y su fuerza de trabajo y así, agradar a las autoridades nazis. El fotógrafo oficial del gueto debía tomar retratos de oficiales, la cobertura de funciones sociales y reuniones y hacer fotografías de cada habitante del gueto para su tarjeta de identidad.