Crónicas de un directivo voluntario (o cómo encontré una vida barriendo el salón)
Cuando entré a la directiva del club, yo sabía que eso no era trabajo… eso era un servicio”. Y tenía razón. Aunque, a decir verdad, hubo noches en que yo hubiera preferido cargar costales de harina en el mercado Juárez que cargar con el ánimo de toda la comunidad.