El judaísmo posee un antiguo calendario, que rige la vida judía. Está basado en una serie de cálculos matemáticos y astronómicos y, a diferencia del Gregoriano, se calcula de acuerdo a dos ciclos: el lunar y el solar. Los meses inician en el día de luna nueva. Los días y las fechas de las ceremonias religiosas se determinan por las fases de la luna, mientras que las estaciones se basan en la revolución de la Tierra alrededor del Sol.