El 18 de abril de 1994 el Consejo de Iglesias Evangélicas Luteranas de Norteamérica publicó la siguiente declaración:
“En la historia del cristianismo no existe un capitulo más trágico que el relacionado con el trato que recibieron los judíos. Pocas comunidades de fe cristiana lograron eludir el contagio del antijudaísmo y de su sucesor moderno, el antisemitismo. Al respecto, los luteranos que pertenecen a la Federación Luterana Mundial y a la Iglesia Evangélica Luterana de Norteamérica, sienten una responsabilidad especial por la existencia de ciertos elementos en el legado del reformador Martín Lutero y por las catástrofes que sufrieron los judíos -incluyendo el Holocausto- en países en donde la Iglesia Luterana ha estado presente.
La comunión de fe luterana está vinculada a la memoria de Martín Lutero, maestro y reformista. Honrando su nombre en el propio, recordamos su firme actitud en favor de la verdad, sus sublimes palabras de sabiduría y, ante todo, su testimonio de la palabra divina. Lutero proclamó un evangelio y nos otorgó el don para aceptar nuestras deshonras y señalar nuestras más trágicas verdades.
En el espíritu de la verdad, aquéllos que llevamos su nombre y su herencia debemos reconocer con dolor las diatribas antijudías de Lutero y las violentas recomendaciones de sus escritos posteriores. Tal y como lo hicieron sus contemporáneos del siglo XVI rechazamos esta violenta injuria y, más aún, expresamos nuestro profundo y constante pesar por sus trágicos efectos sobre las generaciones posteriores. En conjunto con la Federación Luterana Mundial deploramos, particularmente, el que los antisemitas modernos se apropien de las palabras de Lutero para fomentar la hostilidad contra los judíos y el judaísmo.
Lamentamos la complicidad de nuestra tradición con el historial del odio y expresamos el urgente deseo de vivir nuestra fe en Jesucristo con amor y respeto por el pueblo judío. Reconocemos en el antisemitismo una contradicción, una afrenta al Evangelio y una violación a nuestras esperanzas. Hacemos un llamado a nuestra Iglesia para que se oponga al fanatismo dentro y fuera de nuestra sociedad. Finalmente pedimos al Todopoderoso su bendición para incrementar la cooperación y la comprensión entre los cristianos luteranos y la comunidad judía”.