Tribuna Israelita

Racismo: Una perspectiva psico-sociológica

La justificación para jerarquizar grupos humanos de acuerdo a su “ capacidad genética diferenciada”, su “desarrollo cultural” o su “valor innato” ha variado a lo largo de los años de acuerdo al pensamiento dominante en la historia occidental. A partir de mediados del siglo XIX cobraron fuerza las tendencias que recalcaban las características reales o presuntas de una raza y que defendían la utilización de éstas como base para un comportamiento grupal o intergrupal. Dichas corrientes coincidieron con el establecimiento de la ciencia moderna como árbitro de la verdad y sirvieron de justificación intelectual para el expansionismo imperial fundamentado en la idea de “selección natural” de Herbert Spencer y Charles Darwin.
Las teorías racistas se basan en diversas suposiciones para justificar sus hipótesis y parten de una base biológica que explica la inferioridad racial.

Entre los más destacados defensores de esta postura se encuentran el conde Arthur de Gobineau, quien en 1853 propuso la “Teoría de la Supremacía de la Raza Blanca”, afirmando que ciertas razas son biológicamente incapaces de aprender tanto como otras- y Louis Agassiz, Samuel Morton y Francis Galton quienes contribuyeron con sus argumentos de que la medida del cráneo era “prueba” de la superioridad del hombre europeo.
Dichas premisas sirvieron de fundamento para explicar que las diferencias sociales, económicas y de comportamiento entre los seres humanos emanaban de divergencias heredadas. La sociedad -concluían- era simplemente un reflejo exacto de la biología y, por ende, ciertos pueblos estaban destinados a gobernar el universo.
El argumento biológico se encuentra íntimamente relacionado con la concepción cultural según la cual, se afirma la superioridad de ciertos grupos étnicos de acuerdo a su contribución a la civilización.
Desarrollos recientes en el estudio de la genética de la diversidad humana indican que el concepto de raza carece de fundamento biológico. Las categorías raciales son, en realidad, arbitrarias ya que existen mayores diferencias genéticas comprobables a nivel intergrupal que entre grupos. La definición de “raza” basada en características físicas sólo tiene relevancia cuando se le imprime un significado cultural y un valor diferencial. Es por ello que el origen étnico -por sí sólo- no determina el comportamiento o las actitudes en forma sustancial. No obstante, a pesar de las evidencias, el concepto de raza biológica aún persiste entre diversos sectores de la sociedad.

Conceptos relacionados al racismo
Discriminación
 – Se deriva del latín discriminatio, que significa distinción o separación. Generalmente, se relaciona con la existencia de prejuicios, que suelen desembocar en la exclusión de un individuo o grupo. En la literatura social, el término tiene una connotación religiosa, racial o social.
La discriminación racial es el trato inferior dado, en la convivencia social u política, a ciertos individuos o grupos basado en su pertenencia a razas diferentes y fundado teóricamente en la creencia de la superioridad biológica hereditaria del grupo dominante. En la práctica, este tipo de discriminación puede presentar múltiples manifestaciones entre las que se encuentran la segregación ecológica en la vivienda, educación, transporte; la relegación de la raza dominada a un status socioeconómico inferior así como a la realización de trabajos más duros y bajos; y la negación de los derechos políticos fundamentales.
Las anteriores teorías han sido desacreditadas ya que no existen razas en un sentido biológico estricto. Más aún, múltiples estudios empíricos han desmentido la “superioridad de razas”. Al respecto, el Programa de la UNESCO sobre Cuestión Racial, afirma que “no ha podido probarse aún el fundamento de la tesis según la cual los grupos humanos difieren unos de otros por rasgos psicológicamente innatos, ya se trate de inteligencia o de temperamento. Las investigaciones científicas revelan que el nivel de las aptitudes mentales es, aproximadamente, igual en todos los grupos étnicos”.
Estereotipo – Del griego steréos (sólido) y typos (molde). El término fue introducido por Walter Lippman en 1922, para referirse a ciertos mecanismos de simplificación de la realidad. Un estereotipo es el componente cognitivo de una actitud particular y constituye la imagen de un grupo o categoría de personas compartido por otros.
Los estereotipos han fungido como un importante factor de control social en las relaciones entre las mayorías y las minorías.
Etnicidad – Deriva del griego ethnikos, que significa nacional y se refiere a la diferencia cultural en valores y normas que deriva, en su mayoría, de la naturaleza, el lenguaje, la religión de un grupo determinado o una combinación de éstos factores.
El carácter étnico permanece en gran parte subordinado a la vida social. No hay grupo étnico sin sociedad. De hecho, la dimensión étnica puede ser muy importante en la determinación de la estratificación social, sin embargo no constituye un criterio definitivo en la determinación del status de una clase social.
Opresión – Uso sistemático del poder o la autoridad para dar a otros un trato injusto. La internalización psicológica de un status devaluado así como de los sentimientos de opresión pueden desembocar en la adopción de posturas y juicios denigrantes, proceso que es fomentado, con frecuencia, por el grupo dominante.
Prejuicio – Del latín praejudicium que significa juicio previo o decisión prematura. En un sentido estricto, son todos aquellos juicios pronunciados sin una verificación previa de la validez de los hechos. Según estudios realizados por el sociólogo Gordon W. Allport, el prejuicio se compone de tres elementos: uno cognitivo, formado por un concepto erróneo irreversible ante la presencia de nuevos conocimientos; uno emocional, traducido en actitudes y uno de funcionalidad específica para el que lo sustenta.
Segregación – Del latín segregatio, que se separa. Es la forma institucionalizada de la discriminación y está respaldada por la ley o la costumbre. Hay diversos tipos de segregación:
* En las relaciones de conducta humana, que tiene como consecuencia la creación de una estratificación en castas, la reducción de la movilidad social y la rigidez en el sistema de clases sociales. Sus bases pueden ser de índole muy dispar: religiosa, racial o ideológica.
* Ecológica – proceso de la dinámica urbana a través del cual se crea la distribución espacial de los individuos. Dicho procedimiento se da en forma voluntaria, involuntaria o impersonal.
Xenofobia – Del griego xenós (extranjero) y fobéo (espantarse). Es el sentimiento hacia el extranjero que va, según su grado y circunstancia, desde la repugnancia y la hostilidad hasta el odio. Entre sus raíces se encuentran razones de tipo psicológico, económico, de contacto e histórico.

La construcción del racismo
Las teorías raciales adjudican a los distintos grupos humanos rasgos de superioridad o inferioridad de acuerdo a sus diferencias culturales, sus normas o su comportamiento. Los considerados “inferiores” son discriminados en diversas formas. El racismo posee profundas raíces históricas, sociales y culturales. Es un elemento opresivo ya que a través del uso sistemático del poder o de la autoridad se transmite una sensación de injusticia y se fomenta una atmósfera adecuada para generar un sentimiento de devaluación grupal.
A diferencia de épocas anteriores, las actuales expresiones racistas son más disimuladas. Históricamente, las manifestaciones discriminatorias en el mundo occidental se caracterizaban por el rechazo directo así como por la actitud hostil hacia un grupo minoritario. Este tipo de intolerancia, en ocasiones llamado “racismo pasado de moda” era segregacionista y en forma abierta aceptaba y defendía la supremacía blanca.
Hoy en día, la mayoría de las sociedades consideran “menos aceptable” hablar de superioridad racial o expresar posturas discriminatorias. Públicamente, diversos grupos rechazan el juicio negativo sobre una minoría, basado en la percepción racial o en los antecedentes étnicos. Así mismo, la democracia y el pluralismo cobran fuerza.
Evidentemente, esto no implica que el racismo ha desaparecido. Simplemente, se ha transformado para ser reemplazado por un movimiento “moderno” o “simbólico”. Para los sectores oprimidos, estas nuevas tendencias aún conllevan el rechazo a las minorías con el fundamento de suposiciones erróneas, incluyendo conductas discriminatorias que limitan la cantidad y el acceso a recursos disponibles que garanticen su desarrollo e impulsen la creación de una sociedad plural y democrática que permita la libre convivencia entre los distintos grupos humanos.

Bibliografía

Racism and Prejudice: Psychological Perspectives APS, Australia, 1997

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