Tribuna Israelita

Palabras del Sr. Giancarlo Summa, Director del Centro de Información de la ONU para México, Cuba y República Dominicana, con motivo del Día de la Conmemoración Anual en Memoria de la Víctimas del Holocausto. Enero 27, 2020

Señoras y señores
Estamos aquí hoy para conmemorar el 75º aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau, para recordar a los seis millones de judíos y a muchos otros que fueron asesinados por los nazis y sus colaboradores durante el Holocausto, y para volver a comprometernos a impedir que se repitan esos crímenes.
Nuestra solidaridad frente al odio es necesaria hoy más que nunca, ya que vemos un resurgimiento profundamente preocupante de los ataques antisemitas en todo el mundo. Existe una crisis mundial de odio antisemita.

Los neonazis y los supremacistas blancos están resurgiendo, organizándose y difundiendo su venenosa ideología en las redes sociales. Políticos sin escrúpulos están apoyando estos movimientos.
Este resurgimiento del antisemitismo no puede verse aisladamente de un aumento extremadamente preocupante de la xenofobia, la homofobia, la discriminación y el odio en muchas partes del mundo, que se dirigen a las personas sobre la base de su identidad, incluida la raza, la etnia, la nacionalidad, la religión, la orientación sexual, la discapacidad y la condición de inmigrante.
Los ataques contra las minorías religiosas son motivo de especial preocupación. En todo el mundo hemos visto a judíos asesinados en sinagogas, con sus lápidas desfiguradas con cruces suásticas; a cristianos asesinados durante la oración, con sus iglesias incendiadas; y a musulmanes asesinados a tiros en mezquitas, con sus sitios religiosos destrozados.
Como ha dicho el antiguo rabino jefe del Reino Unido, Jonathan Sacks: “El odio que comienza con los judíos nunca termina allí”.
Señoras y señores
Hace setenta y cinco años, cuando los soldados del ejército soviético entraron en Auschwitz, se quedaron atónitos y en silencio por lo que vieron. Los esfuerzos de los nazis por ocultar sus crímenes fueron socavados por las claras pruebas de millones de prendas de vestir y toneladas de cabello.  Para citar a Primo Levi, los liberadores se sintieron “culpables de que tal crimen existiera”.
Al igual que aquellos soldados, estamos indignados por los horribles detalles de Auschwitz. Pero es nuestro deber mirar y seguir mirando; aprender y volver a aprender las lecciones del Holocausto, para que nunca se repita.
La lección más importante es que el Holocausto no fue una aberración cometida en un momento determinado de la historia por unas pocas personas enfermas.
Fue la culminación de milenios de odio, desde el Imperio Romano hasta los pogromos de la Edad Media. Los judíos europeos fueron excluidos de casi todas las áreas de la actividad económica; se les puso como chivo expiatorio si tenían éxito, y se les definió como inferiores.
Lejos de ser el proyecto de unos pocos locos, el intento nazi de exterminar a los judíos y a otras personas vulnerables involucró a arquitectos, científicos, médicos, abogados, ingenieros, conductores, burócratas, soldados. Millones de personas comunes fueron insensibilizadas a los crímenes contra la humanidad que tenían lugar a su alrededor, a menudo descritos con eufemismos como “medidas especiales”.
Como dijo la gran escritora Hannah Arendt, la mayoría de los males son cometidos por personas que nunca se deciden a ser buenas o malas.
El Holocausto fue una operación compleja que surgió de prejuicios de larga data y requirió la corrupción de la sociedad de arriba a abajo; la corrupción del lenguaje; de la educación y del discurso político.
A medida que trabajamos para cumplir la promesa de “Nunca más”, necesitamos examinar nuestros propios prejuicios, protegernos contra el mal uso de nuestra propia tecnología y estar alerta a cualquier señal de que el odio se está normalizando.
El prejuicio y el odio prosperan en la inseguridad, las expectativas frustradas, la ignorancia y el resentimiento. Los líderes populistas explotan estos sentimientos para sembrar el miedo, en busca de poder.
Cuando se define a un grupo de personas como un problema, resulta más fácil cometer abusos contra los derechos humanos y normalizar la discriminación contra ellos.
La educación es una parte fundamental de la solución. La ignorancia crea un terreno fértil para las mentiras y la historia revisionista. “Nunca más” significa contar la historia una y otra vez.
A medida que los sobrevivientes del Holocausto envejecen, debemos llevar su testimonio de generación en generación. También debemos valorar a aquellos cuyas vidas son un reproche a las fuerzas del odio y del mal. Museos como éste tienen un papel muy importante en la preservación de la memoria y en la educación de las jóvenes generaciones.
El programa de divulgación sobre el Holocausto de las Naciones Unidas y la UNESCO proporcionan materiales escritos y en vídeo que informan, conciencian y estimulan la acción contra el odio y la discriminación en todo el mundo.
En 2019, las Naciones Unidas pusieron en marcha un Plan de Acción sobre las expresiones de odio para actuar contra este peligroso fenómeno. El Secretario General, Antonio Guterres, también lanzó un Plan de Acción de las Naciones Unidas para salvaguardar los lugares religiosos.
Nuestros esfuerzos de prevención también deben proteger contra la corrupción del lenguaje. No se puede permitir que los eufemismos y las expresiones codificadas oculten ideas intolerantes o delitos. Las palabras pueden matar. El Holocausto comenzó con palabras.
Debemos estar alerta a las palabras y expresiones que se hacen eco de conceptos nazis como “sangre y tierra” que, increíblemente, están volviendo a la corriente principal en algunos países. No podemos tolerar la normalización de una retórica venenosa y corrosiva.
Excelencias, señoras y señores,
Este año se celebra el 75º aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau y de la creación de las Naciones Unidas.
A partir del incalculable horror de los campos de exterminio, el mundo comenzó de nuevo, fundado en el respeto mutuo y en nuestra humanidad común.
Hoy, cuando nuestros valores son atacados por todas partes, los reafirmamos con más convicción que nunca.
Nunca lo olvidaremos.
Nos mantendremos firmes todos los días y en todas partes contra el antisemitismo, el fanatismo y el odio de todo tipo.
Nos mantenemos unidos, por los derechos humanos y la dignidad de todos.
Gracias.

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