Antecedentes
En 1997 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) eligió a la ciudad de Durban, Sudáfrica como el escenario para la celebración de la Conferencia Mundial en contra del Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia (WCAR por sus siglas en inglés) cuyo objetivo era el examinar a profundidad los problemas y causas del racismo, así como elaborar un plan de acción concreto para combatir sus efectos.
A lo largo de cuatro años se hicieron los preparativos de lo que se esperaba sería la Conferencia más importante en contra de las diversas formas de discriminación a nivel mundial. La Organización de las Naciones Unidas, así como miles de Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s), tenían cifradas sus esperanzas en que esta Cumbre, la primera en importancia del siglo XXI, marcaría el inicio de una nueva convivencia de la humanidad, reconociendo los errores del pasado y preparando el camino para el futuro.
Qué lejos estaban de imaginar que esta Conferencia sería prácticamente “secuestrada” por los países árabes, musulmanes y algunos asiáticos con el fin de politizarla y desacreditarla, especialmente en los temas que ellos han rehuido enfrentar sistemáticamente en materia de violación de Derechos Humanos y convertirla en una arena en contra del Estado de Israel, del sionismo, en particular y de los judíos en el mundo, con los ataques antisemitas más virulentos probablemente desde la Segunda Guerra Mundial y dignos de haber sido avalados por figuras tan perversas como Himmler, Goebbels y el mismo Hitler.
Durante el año 2000 se realizaron varias reuniones preparatorias de ONG’s y cuatro de gobiernos en diferentes regiones: La de Europa en Estrasburgo, Francia; la de América en Santiago de Chile, Chile; la de Asia en Teherán, Irán; y la de África en Dakar, Senegal. Los documentos obtenidos de estas reuniones preparatorias fueron bastante contradictorios y el como resultado del deficiente trabajo del Secretariado de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el documento para ser en Ginebra en los “Comités Preparatorios” contenía más de 600 párrafos. Después de meses de trabajo, se logró reducir la Propuesta de Declaración y la Propuesta del Plan de Acción a casi 400 párrafos entre. Incompletó y con un porcentaje altísimo de párrafos sin aprobarse, llegó el documento a la Conferencia de Durban.
El inicio de la conferencia:
En los documentos analizados en Ginebra se podía observar que el lenguaje no sólo era altamente ofensivo (para ser diplomático), sino que se estaba violentando una de las reglas más importantes para esta reunión que consistía en que dado que ninguna nación del mundo podía considerarse libre de algún tipo de discriminación, no se señalaría a algún país en particular o por nombre. Esta norma no aplicó a Israel señalado como un ente genocida y racista.
El bloque que promovió dicha acusación estaba integrado por estados que se han caracterizado por la constante violación de los Derechos Humanos. Países totalitarios donde no existe libertad de expresión ni en prensa, ni en universidades, mucho menos en política. Países sin tolerancia a otras formas de pensamiento o de tolerancia a otras formas de pensamiento o de expresión religiosa y que aún en el siglo XXI trafican con esclavos, consideran a las mujeres como objetos de simple reproducción, sin ninguna otra actividad productiva social o económica y que consideran a las personas con diferentes preferencias sexuales como “subhumanos degenerados”. Países “ejemplares” como Irán, Irak, Siria, Libia, Sudán, Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Pakistán, Corea del Norte y Cuba, sólo por mencionar unos cuantos de la selecta lista de casi 60 estados que cubren este espectro del retraso social más indignante en el mundo.
Considerando estos antecedentes la mayoría de las naciones participantes decidieron enviar delegaciones de menor rango al esperado. Un número reducido de Jefes de Estado, Secretarios o Ministros de Relaciones Exteriores asistieron, entre ellos destacaban Thabo Mbeki, Thabo Mbeki, el Comandante Fidel Castro de Cuba y el Sr. Yaser Arafat de la Autoridad Palestina. Durante la sesión inaugural, los últimos dos pronunciaron discursos llenos de palabras virulentas, ofensivas y de incitación al odio. Paralelamente se realizó una gran manifestación antiisraelí donde participaron dos mil de palestinos, musulmanes y africanos.
Entre las iniciativas del bloque árabe y africano se incluían argumentos en contra de Israel y los judíos. Demandaban el uso de la palabra Holocausto en minúscula y en plural, por considerar que dicho término no debe referirse únicamente a la tragedia del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial, sino que debìa utilizarse en forma genérica para describir cualquier masacre. El objetivo central era promover el revisionismo histórico y eliminar paulatinamente la memoria de los judíos asesinados. Entre las propuestas abundaban también las referencia a la práctica de “discriminación racial” hacia el pueblo palestino, por parte de Israel.
En el párrafo sobre la necesidad de combatir el antisemitismo y la islamofobia, los países árabes, añadieron un texto condenando las “prácticas sionistas en contra de los semitas”, con el fin de volver a ubicar al sionismo como una forma de racismo, al tiempo de establecer que el término antisemitismo se refiere no sólo a los judíos, sino a todos los semitas, desvirtuando nuevamente el hecho de que todo el mundo entiende actualmente que el término antisemitismo se refiere exclusivamente al odio hacia los judíos:
En el penúltimo día de la Conferencia se filtró parte del documento sobre el Medio Oriente. Los puntos más importantes se presentan a continuación:
– Recordamos que el Holocausto nunca debe ser olvidado.
– También reconocemos con gran preocupación el aumento del antisemitismo y la islamofobia en varias partes del mundo, así como el surgimiento de movimientos racistas y violentos basados en ideas racistas y discriminatorias en contra de comunidades judías musulmanas y árabes.
– Estamos preocupados por la difícil situación del pueblo palestino bajo ocupación extranjera. Reconocemos el derecho inalienable del pueblo palestino a la autodeterminación y al establecimiento de un estado independiente y reconocemos el derecho a la seguridad de todos los Estados de la región, incluyendo a Israel, y hacemos un llamado a todos los estados para que apoyen el proceso de paz que llegue a una pronta conclusión.
Finalmente y gracias al trabajo diplomático de la Unión Europea, encabezada por Bélgica, de Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Guatemala, se logró un texto bastante objetivo, evitando así el fracaso de la Conferencia. Esto trajo como consecuencia el descontento de los países árabes que se sintieron engañados y la Conferencia terminó en medio de recriminaciones, gritos y amenazas de parte de este bloque que vio frustradas sus intenciones de boicotear esta reunión.
Algunos temas importantes de la agenda, que eran de particular interés para México como, como por ejemplo, los referentes a los pueblos indígenas, migrantes y discapacitados lograron salir gracias al buen trabajo diplomático de la delegación mexicana encabezada por el Lic. Gilberto Rincón Gallardo y la Lic. Xochitl Gálvez.
El Rol de la Sociedad Civil
La WCAR fue precedida por una Cumbre de la Juventud, en la que los participantes recibían como regalo camisetas con el logo oficial de la conferencia y un slogan identificando a Israel como un régimen nocivo que debía ser desmantelado. Los organizadores rechazaron la propuesta de apoyar los esfuerzos de paz en Medio Oriente y los delegados judíos -que fueron víctimas de agresiones e insultos- abandonaron el evento al aprobarse una propuesta palestina de declarar a Israell una potencia de ocupación.
Del 28 de agosto al primero de septiembre, se llevó a cabo el Foro de ONG’s en el que participaron alrededor de 3,000 agrupaciones con un total de 7,000 representantes divididos en 39 grupos de interés temático. Al registrarse, los delegados recibían un libro con caricaturas, con los clásicos estereotipos clásicos estereotipos antisemitas, editado por la Asociación de Abogados Arabes. Banderas y posters comparando a Israel con la Alemania nazi o la Sudáfrica apartheid, fueron colocadas en todas las áreas del Estadio Kingsmead de Cricket, sede del encuentro.
A lo largo de toda esta conferencia, en múltiples sesiones se difundió propaganda antisionista, como fue el caso de un taller en el que se presentó la absurda tesis de que la existencia de Israel es un crimen de odio. Grupos árabes y palestinos aprovecharon este foro para distribuir libremente material antisemita, equiparando al sionismo con el nazismo. A precio módico se podían adquirir ejemplares de “Los Protocolos de los Sabios de Sión” editados en Irán, texto prohibido en Sudáfrica. Paralelamente, las actividades de esclarecimiento programadas por los delegados judíos tuvieron que ser canceladas por motivos de seguridad. Conferencias de prensa de grupos judíos fueron suspendidas por los gritos de representantes árabes, lo que imposibilitaba la realización del evento. Actos de intimidación, incluyendo agresión física, fueron reportados por diversos representantes de las organizaciones judías.
En diversas ocasiones un puñado de estudiantes judíos que distribuían material de apoyo a Israel y cantaban canciones de paz, fueron confrontados por un considerable grupo de agresivos manifestantes. Las autoridades tuvieron que intervenir y, a pesar de que el comportamiento ofensivo y amenazante no provenía de los jóvenes judíos, éstos se vieron obligados a dispersarse por órdenes de la policía.
Los extremistas se apoderaron del Foro y redactaron un documento de 474 párrafos aprobado por la mayoría de los participantes, con afirmaciones en contra de Israel en tales términos que provocó el abandono de las organizaciones judías. Una decena de agrupaciones de derechos humanos, entre ellas la Federación Internacional de las Ligas de Derechos Humanos, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, rechazaron la declaración por el uso de lenguaje ofensivo. Por su parte Mary Robbinson, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, manifestó que el documento no podía ser tomado en serio ni sería recomendado a las delegaciones oficiales.
El Foro de ONGs se desarrolló en un clima de odio y violencia. En un proceso corrupto en el que día a día se rompieron las reglas, lo que debía haber sido un espacio para rechazar el racismo y promover los derechos humanos, se convirtió en lo que puede ser considerado uno de los eventos internacionales más antisemitas de la postguerra.
* El Ing. Mauricio Lulka, Director del Comité Central de la Comunidad Judía de México y la Lic. Reneé Dayán , Directora de Tribuna Israelita, asistieron a Durban representando a la Comunidad Judía de México.