En las prostrimerías del siglo XX Asia ha descubierto a Israel y con ello empiezan a materializarse las esperanzas del Estado judío de integrarse virtualmente al continente asiático. La falta de relaciones con los países de la zona fue resultado directo de la situación que se derivara del conflicto árabe-israelí. Ahora que se vislumbra en el horizonte una era de paz y de colaboración entre los actores de Medio Oriente y que el esquema geopolítico se ha transformado, las naciones asiáticas reconocen que pueden tener en Israel un socio comercial y un asesor tecnológico de la mayor importancia.
Bajo estas nuevas circunstancias surge la posibilidad de que Israel redefina sus alianzas y su adscripción en el nuevo orden mundial. Por una parte el país ha estado orientado hacia occidente desde las ópticas cultural, demográfica y política. Por el otro, desde el punto de vista geográfico está cercano a Oriente en donde habita cerca de la mitad de la población mundial. Además las naciones del sudeste de Asia cuentan con un gran potencial económico y ejercen una creciente influencia política. Debido a ello Israel ha enfocado sus energías a allanar el camino para el establecimiento de relaciones de todo tipo.
Los vínculos que ha desarrollado Israel con cada una de esas naciones reflejan particularidades endémicas:
CHINA
Actualmente habitan en esta región poco más de 150 judíos que constituyen un remanente de una antigua y próspera comunidad. A pesar de que no existe certeza en cuanto a sus orígenes se especula que entre 206 a.e.c. y 200 e.c. comerciantes judíos provenientes de Persia emigraron a China junto con sus familias atraídos por la prosperidad de la Ruta de Seda. Se establecieron en Shangai y Kaifeng, principalmente, y durante siglos vivieron con relativa tranquilidad. Con la revolución de 1642 las condiciones se modificaron y la comunidad se fue desintegrando.
En 1950 Israel fue uno de los primeros países en reconocer a la República Popular China. Sin embargo, debido a la participación china en la guerra con Korea y por temor a represalias norteamericanas, Israel no formalizó relaciones diplomáticas con ese país. La Cumbre Afro-Asiática en Bandung en abril de 1955 dio pie al establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República China y los estados árabes lo que extendió su esfera de influencia en el Medio Oriente. Debido a esto Israel se vio marginado del continente asiático. Posteriormente la República Popular China proporcionó ayuda militar y financiera a la OLP a partir de la guerra de los Seis Días en 1967. Este país asiático consideró durante mucho tiempo la ofensiva de los países árabes en contra de Israel como parte de una campaña mundial en contra del imperialismo. La cuestión de Palestina y su solidaridad con su lucha de liberación rigió, durante años, su política en el Medio Oriente.
El 24 de enero de 1992 China e Israel establecieron relaciones diplomáticas. Desde entonces se han abierto canales para la cooperación tecnológica, para la investigación médica conjunta y el intercambio comercial, cultural y militar. Para la República Popular China el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel ha significado su participación activa en el proceso de paz en la zona y una mayor influencia en las relaciones internacionales. Para Israel se ha traducido en un puerto de entrada al continente asiático.
JAPON
En 1853, cuando se abrió el archipiélago japonés al comercio internacional, un pequeño número de comerciantes judíos se estableció en los principales puertos de la isla. La inmigración judía a Japón aumentó durante las primeras décadas de este siglo, particularmente a raíz de la Revolución Rusa. Durante la Segunda Guerra Mundial la situación para los judíos se complicó. El desarrollo de estrechas relaciones con la Alemania nazi provocó la proliferación de literatura antisemita que se diseminó en círculos limitados. Después de la Segunda Guerra Mundial y durante la ocupación americana del Japón (1945-1952) el número de judíos en la isla alcanzó sus máximas cifras, para comenzar a decaer en 1953. La mayoría de los japoneses apoyaron al recién creado Estado de Israel, ya que lo percibían como una nación que luchaba por sobrevivir ante la animosidad árabe.
Israel y Japón establecieron relaciones diplomáticas en 1955. Debido a que éste último depende del flujo de petróleo de los países árabes se ha mostrado renuente a estrechar vínculos con el Estado judío. Sin embargo los productos japoneses están dirigidos a los mercados occidentales por lo que este país no acata del todo el boycott árabe en contra de Israel. Japón se ha tenido que enfrentar así a intereses encontrados. Por un lado ha mantenido sus relaciones diplomáticas con Israel incluso en momentos críticos como lo fueron la guerra de 1967 y la guerra de 1973, pero se ha sumado a la condena en foros internacionales en donde enfatiza su relación con la OLP. El máximo deterioro en las relaciones entre los dos países ocurrió durante la guerra en el Golfo Pérsico. Japón apoyó la coalición en contra de Irak de manera condicionada.
En fechas recientes la situación ha cambiado debido a que la nación nipona no quiere tener un mayor enfrentamiento con los Estados Unidos y busca una participación más dinámica en el proceso de paz para Medio Oriente. Se han abierto diversos canales de intercambio comercial con el Estado judío especialmente en la industria automotriz. Sin embargo existe un abismo en el área cultural dado que la percepción japonesa del judío no es muy favorable. Existe de hecho un desconocimiento patente por ambas partes que alimenta prejuicios, situación que posiblemente se modifique con las nuevas circunstancias en la zona.
KOREA DEL SUR
Israel y Korea del Sur han mantenido relaciones diplomáticas desde el final de la guerra koreana en 1953. El Estado judío posiblemente tiene más en común con este país que con el resto de los países del continente asiático ya que un tercio de su población es cristiana. Existe también afinidad entre ambos estados ya que son pequeños y se encuentran rodeados de enemigos. En cuanto al intercambio comercial cabe mencionar que Hyundai Industrias Pesadas obtuvo un contrato para construir una parte de la planta hidroeléctrica en el Mar Muerto. Israel principalmente exporta a Korea del Sur productos químicos, maquinaria e instrumentos mecánicos. Se espera que en los próximos años se incremente el flujo turístico por parte de ambos países.
VIETNAM
El Estado de Israel y Vietnam no han mantenido relaciones diplomáticas desde la caída de Saigón en 1975. Sin embargo el inicio de relaciones con China ha pavimentado el camino para reestablecer las relaciones entre los dos países. En 1990 se firmó un tratado de cooperación comercial en Hanoi y los vietnamitas están interesados en obtener asesoría en cuestiones de agricultura. El gobierno vietnamita sostiene que las relaciones entre ambos países se limitan a cuestiones económicas y comerciales. Sin embargo debido a que todas las decisiones son tomadas por el gobierno central la firma de tratados comerciales tiene ciertas implicaciones políticas.
TAILANDIA
Israel estableció relaciones diplomáticas con este país hace más de treinta años. No han habido repercusiones políticas o económicas de importancia. Sin embargo el intercambio económico ha generado varios millones de dólares para ambos países.
SINGAPUR
Este país que desde su independencia en 1965 ha mantenido relaciones diplomáticas con Israel ha utilizado la tecnología y la consultoría israelí en diversos campos y se ha pronunciado como su aliado en los diversos foros internacionales.
KOREA DEL NORTE
Ha comenzado a mandar señales de interés para un contacto más estrecho con Israel especialmente en el rubro de venta de armamento. Este posible acercamiento puede ser de suma trascendencia para el Estado judío ya que desde hace algunos años se ha mostrado preocupado por la venta koreana de misiles SCUD a Siria
Aún persisten países de oriente que no mantienen relaciones diplomáticas con Israel como lo son Brunei, Indonesia, Kampuchea, Laos, Malasia y Taiwan con el que existe amplio intercambio comercial.
En la coyuntura actual en la que Medio Oriente puede convertirse en una zona de estabilidad y desarrollo, la presencia y el apoyo de los países del sudeste asiático para este fin se convierten en un elemento de peso que no debe perderse de vista.