Camp Ritchie fue inaugurado en junio de 1942, fue la primera instalación de adiestramiento en labores de inteligencia y espionaje en la historia de las fuerzas armadas de Estados Unidos. El objetivo era formar expertos interrogadores. En Camp Ritchie se adiestraban sobre la estructura del ejército alemán, su armamento, uniformes y cadena de mando. También detalles eminentemente prácticos, como la manera de estrangular a un centinela…
La base incluía entre sus instalaciones la simulación de un pueblo alemán y un teatro en el que se montaban simulacros de mítines nazis con un doble de Hitler incluido: lo encarnaba un inmigrante judío alemán que después de la guerra se convirtió en un mimo profesional. Los Ritchie Boys se paseaban a veces fuera del campo con uniformes alemanes y vehículos capturados, creando la natural alarma en Maryland.
Durante la Segunda Guerra Mundial el Campo de entrenamiento Ritchie, en el estado de Maryland, jugó un papel muy importante en la preparación de los soldados para las unidades de inteligencia. Fue uno de muchos campos que enseñaba las diferentes argucias para reunir información sobre las posiciones en los campos de batalla. La instrucción iba desde fotografía aérea hasta estrategias de interrogatorios de prisioneros. Los soldados aprendieron todas las habilidades requeridas para reunir información, interpretarla y proponer estrategias basadas en sus investigaciones sobre las posiciones de las tropas enemigas y sus movimientos. Estas habilidades se ponían a prueba después de un entrenamiento intensivo de seis meses. Una vez que los soldados se graduaban de Camp Ritchie contaban con la habilidad de servir en muchos campos de la inteligencia militar. Algunos se quedaron en su papel de interrogadores en el mismo Camp Ritchie para entrenar a nuevos reclusos. Otros se dedicaron al análisis de documentos y mapas. Otros más, como el sargento William H. Bilous se concentró en la interpretación de fotografías aéreas. De una manera o de otra, los Chicos Ritchie lograron proporcionar a las tropas aliadas con información valiosa para detener el avance del ejército alemán.
Aproximadamente 15,200 militares fueron entrenados en Camp Ritchie, de los cuales cerca del 14 % eran judíos. Ellos, en especial, eran muy hábiles en técnicas efectivas para interrogar prisioneros de guerra. Sobre todo, aquellos elementos que habían escapado de los nazis y se refugiaron en Estados Unidos desde niños o adolescentes. Muchos se alistaron en el ejército y fueron entrenados en Camp Ritchie. Ellos tenían la ventaja de dominar el alemán, además de otros idiomas europeos. También, fue muy conveniente el conocimiento psicológico que tenían de la mentalidad alemana para quebrar su resistencia y hacerlos hablar. Entre las técnicas que aprendieron para interrogar prisioneros, una de las más notables es la que se les ocurrió a Guy Stern y su amigo Fred Howard: cuando el segundo veía que ya no podía sacar más porque el soldado alemán se cerraba en banda, aparecía el primero caracterizado de un oficial ruso que se habían inventado, el terrible comisario Krukov, lo que hacía que el prisionero se pusiera a hablar por los codos con tal de no caer con los soviéticos.