Cada año cientos de mujeres son asesinadas en Medio Oriente a manos de sus familiares. Los llamados “asesinatos por honor” -la ejecución de una mujer por lo que se percibe como mal uso de su sexualidad- constituyen un espinoso asunto político y social en la región. La legitimación de dichos homicidios emana de un complejo código de honor inserto en la conciencia de algunos sectores de la sociedad palestina.
Debido a que la información sobre estos crímenes con frecuencia se mantiene en el ámbito de lo privado, no existen estadísticas oficiales sobre su periodicidad. Sin embargo, de acuerdo con un reporte de una organización femenina local publicado en noviembre de 1997 en la revista Al-Hayar Al-Jadida, durante 1996 se cometieron 20 asesinatos por honor en Gaza y Cisjordania. Paralelamente, datos proporcionados por la Asociación Palestina de Mujeres Trabajadoras indican que en los últimos meses se perpetraron 40 crímenes similares tan sólo en Gaza.
Dichos asesinatos violan las leyes que garantizan el derecho a la vida y discriminan abiertamente a las mujeres, ya que mientras que ella es castigada por el “crimen”, el hombre -aún si es culpable de violación- es considerado inocente. Esta práctica se remonta a la era pre-islámica cuando las sociedades patriarcales tenían interés en mantener un control estricto sobre las estructuras de poder en la familia. Más que controlar el comportamiento sexual, los varones intentaban mantener el dominio sobre la reproducción femenina. Se trataba, básicamente, de un asunto de fertilidad ya que las mujeres eran consideradas simplemente una fábrica para producir hombres.
De acuerdo a la ley islámica, la mujer soltera que mantiene relaciones fuera del matrimonio debe recibir 100 latigazos; la sanción para la casada es el apedreamiento hasta la muerte. A pesar de que en ambos casos, se requiere de cuatro personas dispuestas a atestiguar que el acto sexual se llevó a cabo, diversas organizaciones femeninas palestinas afirman que la mujer puede ser castigada o aún asesinada bajo la simple sospecha de estar involucrada en una relación sexual. Las víctimas de violación se enfrentan al mismo destino, ya que el conservar el honor es considerado responsabilidad exclusiva de la mujer.
Asesinatos por el honor de la familia
La familia simboliza el elemento central de la sociedad palestina. Su status depende, en gran medida, del honor determinado por la respetabilidad de las hijas quienes pueden ocasionar un daño irreparable si existe la percepción de que utilizan indebidamente su sexualidad. De hecho, la reputación de toda la familia depende de la castidad de la mujer; su virginidad no sólo es propiedad de los hombres que la rodean, sino que constituye la dote indispensable para contraer matrimonio. En este contexto el ard (honor) de la mujer es un bien que debe ser conservado por una red conformada por familiares e integrantes de su comunidad.
Debido al estricto código de comportamiento, las relaciones sexuales fuera del marco matrimonial son comunes sólo entre jóvenes que asisten a universidades en donde no se ven expuestas a la vigilancia familiar. Sin embargo, la mayoría de las mujeres consideran eib (vergonzoso) el simple hecho de ser vistas a solas con un hombre.
El asesinato por honor es considerado un “asunto familiar”, motivo por el cual dichos crímenes difícilmente llegan a las cortes. Según Manal Kleibo Zarf, abogada del Centro Femenino de Ayuda y Asesoría Legal, esto se debe a que la Ley jordana, que aún se aplica en Cisjordania, establece en su artículo 341 que el asesinato puede ser considerado un acto de legítima defensa si es consumado con el fin de proteger la vida o el honor.
La “batalla” por la igualdad de derechos
A pesar de que los asesinatos evidentemente constituyen una violación a los derechos humanos, debido a sus antecedentes históricos representan un asunto complejo para la Autoridad Nacional Palestina, el Consejo Legislativo Palestino y el emergente sistema legal.
Dada la sensibilidad del tema y la escasez de información al respecto, los esfuerzos para combatir este flagelo se han canalizado a través de la implementación de una amplia campaña que propicie el desarrollo de una sociedad más igualitaria.
Las organizaciones no gubernamentales femeninas cuentan con un sistema para ayudar a las mujeres cuyas vidas peligran por profanar el “código de honor”, brindando asesoría psicológica y asistencia médica. Entre sus objetivos centrales se encuentra el lograr que el aborto sea considerado una opción legítima para las víctimas de una violación.
A su vez, las organizaciones no gubernamentales activan en la elaboración de un proyecto para promover los derechos femeninos e implementar una legislación anti-discriminatoria. En este contexto, en 1995 se creó el programa Modelo de Parlamento Palestino: Mujeres y Legislación, por medio del cual 15 organizaciones femeninas capacitan a hombres y mujeres en el área de literatura legal y defensa, particularmente en cuanto a legislación discriminatoria.
La difusión de esta información a través de los medios masivos de comunicación ha propiciado debates públicos sobre el tema. Paulatinamente, la población reconoce que el abuso sexual, el incesto y las violaciones sí suceden en el seno de la sociedad palestina. Por su parte, las autoridades del Ministerio de Educación aceptaron la propuesta de ofrecer un programa de capacitación para 270 consejeros en el ámbito de la educación sexual.
En el marco de un contexto sociológico más amplio, diversas corrientes intentan modificar el código de honor, para lo cual un creciente número de individuos realizan esfuerzos independientes con el apoyo de los movimientos femeninos y de algunos oficiales de la Autoridad Nacional Palestina. Las diversas transformaciones socioeconómicas y demográficas que experimenta la sociedad palestina hoy en día redefinirán, sin duda alguna, la naturaleza patriarcal del sistema fomentando el rechazo a la práctica de los asesinatos por honor.
Bibliografía
Ruggi, Suzanne Commodifying Honor in Female Sexuality: Honor Killings in Palestine Middle East Report, USA, Spring, 1998.