Más de 800.000 alumnos palestinos están expuestos cotidianamente a una fuerte instigación contra Israel. En el material educativo utilizado desde el primer curso de primaria hasta el último de secundaria, los judíos son descritos como “animales salvajes”, “plaga”, “embusteros” y traicioneros”. Israel es descrito como un estado que desaparecerá próximamente. El contenido de los libros esta dictado por las autoridades palestinas. La respuesta del consejero de Arafat fue la siguiente: “Dentro de poco nos dirán también qué es lo que debemos comer, cómo vestirnos y cómo cortarnos el pelo”. Un lavado de cerebro para hacer fracasar la paz.
Cada mañana, cuando el niño Jamil llega al colegio en Ramala experimenta el odio hacia los judíos una vez más. Ya a la entrada del colegio, sus ojos se encuentran con un mapa de Israel en el que está impreso en letras grandes el nombre Palestina. Durante las clases, oirá de boca de su maestra que los judíos son embusteros y traicioneros, que hay que desconfiar de ellos. En la clase de lengua leerá que su cometido en la vida es “liberar la mezquita cautiva y el enlutado domo de las manos de los invasores usurpadores”. Como deberes escribirá una redacción: “Cómo liberar la tierra que nos ha sido usurpada”.
Durante meses, Itamar Marcus del Instituto “Perspectiva de los Medios de Comunicación Palestinas” ubicado en Jerusalem y su equipo de traductores se han dedicado a leer 140 libros de texto editados por el Ministerio de Educación palestina. A final de la investigación llegaron a una dura conclusión: dicha instancia educa oficialmente a la nueva generación en el odio a los judíos y la aniquilación del Estado de Israel.
El fascismo, los nazis y el sionismo
Más de 800.000 alumnos palestinos están expuestos cotidianamente a una fuerte instigación contra Israel, tanto a través de los medios de comunicación como de los libros de textos. En la investigación se comprobaron libros de textos destinados a los alumnos desde el primer curso de primaria hasta el último de secundaria de educación civil, gramática, literatura, historia, geografía y educación islámica. Según los investigadores, no han encontrado un solo libro que estuviera exento de dicha instigación.
En todos los libros que comprobaron se describe a los judíos como el enemigo del Islam y se equipara al sionismo con el fascismo y el nazismo. Valga de ejemplo el libro “Historia moderna de los árabes y del mundo” que se sigue en los clases de historia: “Los ejemplos más claros de creencias racistas y de discriminación racista en el mundo son el nazismo y el sionismo”. Marcus ha podido comprobar que los palestinos a menudo describen a los judíos en los libros con expresiones recurrentes: “maliciosos”, “desleales”, “animales salvajes”, “agresivos”, “bandidos”, “plaga”, “invasores”, “usurpadores”, “enemigos de los profetas y de los creyentes”. “Es algo sistemático”, dice el profesor Yohanan Manor. “Yo pensé que orientarían el odio principalmente hacia el sionismo o hacia el “Estado de Israel, pero no: encausan el odio principalmente hacia los judíos, hacen generalizaciones, recopilan descripciones negativas de los judíos que aparecen en el Corán, o en los libros de historia antigua del Islam, y los aplican a todos los judíos actualmente, haciendo caso omiso de las descripciones positivas que aparecen en esas mismas fuentes”.
Utilizan acontecimientos modernos, según los investigadores, y los exponen de forma distorsionada, con el objetivo de presentar a Israel como seguidor de los pasos de los enemigos del Islam y de los árabes. “En 1969, por ejemplo”, dice Marcus, “un turista australiano no judío provocó un incendio en la mezquita Al-Aqsa de Jerusalem. No obstante, a los alumnos de la Autoridad Palestina se les enseña que fue Israel quien lo hizo. En la clase de literatura, los alumnos de octavo curso aprenden que “dicha provocación no es sino un episodio más del plan sionista cuyo objetivo es apoderarse de este lugar santo islámico”. Para ellos no existe la historia judía, sólo la historia musulmana y la cristiana. Los judíos, aprenden los jóvenes, no son un pueblo sino una comunidad religiosa. El patriarca Abraham fue el primer musulmán que engendró un único hijo, Esaú. Enseñan a sus hijos que no existe vínculo alguno entre los judíos y la Tierra de Israel. En todos los textos Israel es descrito como un estado temporal que pronto desaparecerá.
No aprenden sobre la paz
Marcus, de 45 años y maestro de judaísmo de formación, trabajó durante el gobierno laborista como asesor del Ministro de Asuntos Religiosos, Shimon Shitrit. Fue entonces cuando se enfrentó por primera vez al material instigador palestino, por lo que decidió crear una asociación para luchar contra dicho fenómeno convirtiendo el tema en el centro de su vida.
Su instituto, que no tiene afiliación política alguna hace un seguimiento diario, desde un pequeño apartamento en el centro de Jerusalem, de los medios de comunicación palestinos. Ocho traductores, la mayor parte de los cuales cuenta con experiencia militar en el ámbito de la lengua árabe, leen los periódicos que se editan en los territorios de la Autoridad Palestina y ven los programas de televisión que se emiten allí. Remiten el material instigador traducido a los distintos ministerios, a la oficina del Primer Ministro y a veces hasta al Congreso de los EE.UU.
En 1998, Marcus recibió una propuesta del Prof. Yohanan Manor, presidente del “Centro de Seguimiento de las Repercusiones de la Paz”, para dirigir una investigación sobre los libros de texto palestinos. “Accedí porque comprendí”, dice Manor, “que si queremos que los acuerdos de Paz tengan verdadera vida, tienen que reflejarse en la educación. Cuando uno educa a toda una generación en el odio y no en el reconocimiento de Israel, lo que uno está haciendo en realidad es preparar una receta segura para el fracaso de los Acuerdos de Oslo”. Con grandes dificultades, el Prof. Manor consiguió los planes de estudio palestinos, los distintos libros de texto y los libros de formación de los maestros de Jordania y Egipto.
Los antecedentes
Después de la Guerra de los Seis Días, el Ministerio de Educación israelí encargó a 50 investigadores que revisaran los libros de texto que se utilizaban entonces en los colegios de los Territorios y que eliminaran de los mismos todos los apartados problemáticos en que los que se hacía un allanamiento a la aniquilación de Israel.
Aquello hizo que los jordanos y los egipcios se enfurecieran. Se dirigieron a las Naciones Unidas protestando sobre el hecho de que Israel estaba actuando en contra de la Convención de Ginebra. Un comité especial de las Naciones Unidas que investigó el asunto, permitió a Israel modificar los libros de texto. Durante todos los años en que los Territorios estuvieron bajo control israelí, los niños palestinos estudiaron con libros de texto censurados.
Al crearse la Autoridad Palestina, los libros de texto censurados fueron eliminados del plan de estudios y sustituidos por los libros originales. Manor, que visitó recientemente Jordania, se encontró con que incluso después de la firma del Acuerdo de Paz los alumnos jordanos seguían estudiando con aquellos libros de texto repletos de expresiones difamatorias. “De los 70 libros que revisé en Jordania”, afirma Manor, “encontré una mención breve y de pasada de la paz en un solo libro destinado a los alumnos del duodécimo curso. En los libros de la Autoridad Palestina no encontramos ni eso”.
Haifa y Yaffo son nuestros
El niño palestino, al parecer está expuesto a la instigación desde una edad temprana. Los programas infantiles de la televisión palestina, dice Marcus, están llenos de odio hacia Israel. “Los informes de los campamentos de verano revelan prácticas con armas, desfiles y canciones militares, no partidos de baloncesto o de fútbol”.
En el libro “Nuestra lengua, el árabe”, las ciudades israelíes se presentan como ciudades palestinas: Jerusalem es “la capital del Estado Palestino”, Haifa aparece como uno de los lugares de veraneo de Palestina y Yaffo es una ciudad palestina que invadieron los judíos.
En todas las ocasiones se ensalza la Yihad (la Guerra Santa) y se les anima a participar en ella. Los maestros hacen hincapié en el precepto de la Yihad y amenazan con un duro castigo a aquellos que intenten eludirlo. Los libros están llenos de canciones y de poemas que animan a los niños a morir una muerte de santos. “Desenvaina tu espada”, reza el texto de literatura de octavo curso citando un poema de la Yihad. “La muerte llamará y la espada enloquecerá. Palestina, los jóvenes rescatarán tus tierras”.
Sobre la investigación
Itamar Marcus, miembro del Comité Israelí-Palestino-Americano para la Prevención de la Instigación, que fue creada a instancias de los Acuerdos de Wye, presentó las conclusiones de la investigación en diversas ocasiones a los miembros palestinos del Comité y al Congreso americano. Sin embargo, a la fecha no se ha logrado ningún acuerdo al respecto.
“Para hacer la paz, es necesario resolver los problemas educativos”, expresa Marcus. “Tras haber sostenido conversaciones informarles con los palestinos del Comité, puedo afirmar que hay ciertos miembros del grupo que precisamente estarían dispuestos a cambiar el ambiente, pero las autoridades se los impiden.
Ahora hay libertad en la Autonomía. Dentro de poco, el niño Jamil de Ramala pasará al curso siguiente y se hará con nuevos libros. El estilo de los libros seguirá siendo el mismo, lo único que cambiará es el material educativo.
* Periodista del diario israelí Yediot Aharonot. (Mundo Judío, Santiago de Chile, 1999