Tribuna Israelita

ESTEREOTIPO SUPERSTICIOSO
ESTEREOTIPO SUPERSTICIOSO

ACUSACIÓN1 : LOS JUDÍOS TIENEN COLA Y CUERNOS, Y UN OLOR ESPECIAL. SON ACOMPAÑANTES E INTERMEDIARIOS DEL DIABLO.

LOS HECHOS:

Para evitar que las masas se convirtieran al judaísmo, la Iglesia medieval estableció la imagen del judío antinatural y misterioso como la encarnación del diablo. Millones de cristianos en Europa asimilaron con rapidez esa idea, ya que carecían de elementos para comprobar la veracidad de lo que las autoridades eclesiásticas afirmaban: no tenían contacto con el pueblo judío. Este estereotipo se relaciona íntimamente con el religioso debido a que al personificar al judío como el Anticristo, era más fácil creer que éste era el culpable directo de la muerte de Jesús. En la Edad Media las condiciones de vida de la mayoría de la población eran muy precarias por lo que la religión cristiana constituía el único medio de consuelo. Como consecuencia, el hecho de que los judíos persistieran en sus creencias religiosas provocó el resentimiento generalizado.

ACUSACIÓN 2: LOS JUDÍOS ASESINAN NIÑOS CRISTIANOS PARA BEBER SU SANGRE EN LOS RITUALES DE LA PASCUA JUDÍA.

LOS HECHOS: 

El más antiguo cargo de asesinato ritual se sitúa en la época helénica, con los escritos de Demócrito, quien alegaba que cada siete años los judíos capturaban extranjeros y los llevaban al templo de Jerusalem para sacrificarlos. Esta acusación permaneció latente y surgió espontáneamente en 1144 en Norwich, Inglaterra, cuando se encontró en un bosque el cuerpo de un joven y corrió el rumor de que había sido asesinado por los judíos. No obstante, como no hubo evidencias para comprobar el crimen, ningún judío fue juzgado. Las autoridades no dieron crédito a la queja y se esforzaron por proteger a los judíos. A pesar de que la acusación no tuvo consecuencias inmediatas, la propagación del mito y sus efectos a largo plazo fueron devastadores. En el siglo XIII la calumnia se extendió como mancha de aceite provocando la muerte de miles de judíos. Ante la gravedad de la situación, el emperador alemán Federico II asignó a una comisión de altos dignatarios la tarea de establecer los orígenes de la acusación. Después de una larga investigación la comisión dictaminó que no había nada en las Escrituras hebreas que hablara de que los judíos estuvieran ávidos de sangre, sino que por el contrario sus leyes prohibían estrictamente dicho uso:

“Estatuto perpetuo será dentro de vuestras generaciones en todas vuestras moradas, que no habéis de comer ni sebo ni sangre.” (Levítico 3:17).

Como respuesta, en 1236 el Emperador promulgó su Bula de Oro con la que intentó liberar a los judíos de tan terrible acusación.

En 1247 el papa Inocencio III también apoyó estos esfuerzos a través de una bula, pero todo fue en vano. Los casos de asesinato ritual sustituyeron gradualmente a las cruzadas como pretexto de exterminios masivos. Para el siglo XIV la acusación se transformó. Se alegaba que los judíos necesitaban asesinar a un niño cristiano inocente con el fin de incorporar su sangre -que tenía propiedades mágicas- al pan ázimo que consumían durante su Pascua. El mito se perpetuó durante siglos y cientos de miles de judíos fueron enjuiciados, torturados y masacrados por supuestos crímenes rituales. A partir del siglo XVII, estos cargos contra los judíos se difundirían por Europa oriental, principalmente en Polonia y Lituania, en donde conforme se deterioraba la situación aumentaban los casos. El libelo se asociaba con la antigua creencia de la capacidad medicinal de la sangre y las supuestas cualidades hechiceras de los judíos.

En el siglo XIX los sentimientos antijudios transformados en el antisemitismo moderno incorporaron el libelo de sangre con el fin de incitar a las masas contra las minorías judías. Tal fue el caso del Libelo de Damasco (1840) en el que se difundió el rumor de que un sacerdote franciscano había sido mutilado por los judíos para satisfacer sus necesidades rituales. En Rusia, particularmente, factores medievales y modernos se combinaron para dar pie al surgimiento periódico de este tipo de acusaciones, que culminaron con el “Caso Beilis” en 1911. En esta ocasión, en una cueva cercana a Kiev, se descubrió el cuerpo mutilado de un muchacho de 12 años. De nuevo, a pesar de no contar con ninguna prueba, un humilde superintendente judío, Menajem Beilis, fue culpado. El caso atrajo la atención internacional. Pensadores y liberales defendieron su inocencia y tras un largo proceso Beilis fue liberado.Los nazis también utilizaron este libelo como parte de su estrategia antisemita. El 1º de mayo de 1934, dedicaron la edición completa del diario Der Stürmer al cargo de asesinato ritual judío y semanalmente incluían ilustraciones alusivas al tema. Con la llegada del antisemitismo europeo al Medio Oriente durante la primera mitad del siglo XX las acusaciones antijudías se dispersaron en este región. Entre 1969-70 el libelo fue diseminado por algunos sectores árabes, como fue el caso del rey Faisal de Arabia Saudita quien aseguraba que los judíos celebraban anualmente su Pascua asesinando a un no judío y consumiendo su sangre.“Estatuto perpetuo será dentro de vuestras generaciones en todas vuestras moradas, que no habéis de comer ni sebo ni sangre.” (Levítico 3:17).

Como respuesta, en 1236 el Emperador promulgó su Bula de Oro con la que intentó liberar a los judíos de tan terrible acusación.

ACUSACIÓN 3: LOS JUDÍOS SON CULPABLES DE LA PESTE NEGRA PORQUE ENVENENAN LOS RÍOS Y LOS POZOS.

LOS HECHOS: 

Esta creencia tuvo sus orígenes entre 1348 y 1349 cuando la población europea se vio diezmada por la peste negra. Posiblemente por la dieta que seguían los judíos fueron los menos afectados. Como se carecía de conocimientos de bacteriología, se pretendía explicar su tasa más elevada de sobrevivencia con base en una “complicidad con el diablo”.“Estatuto perpetuo será dentro de vuestras generaciones en todas vuestras moradas, que no habéis de comer ni sebo ni sangre.” (Levítico 3:17).

Como respuesta, en 1236 el Emperador promulgó su Bula de Oro con la que intentó liberar a los judíos de tan terrible acusación.

ACUSACIÓN 4: LOS JUDÍOS PROFANAN LAS HOSTIAS

LOS HECHOS: 

La primera acusación formal de profanación de la hostia tuvo lugar en Berlín en 1243. Para fines del siglo XIII el libelo se había generalizado y adquirió proporciones desmesuradas. El último caso serio se presentó en l510, pero aún en 1836 persistían las acusaciones en Rumania. Durante el IV Concilio Laterano en 1215 Inocencio III reconoció oficialmente la doctrina de la Transubstansiación como dogma de fe obligatorio para todo cristiano. Según esta teoría el cuerpo y la sangre de Jesús se encuentran presentes físicamente en la hostia y el vino por lo que se les adjudicaron poderes milagrosos. Surgieron rumores de que supuestamente los judíos veían en la hostia un elemento que favorecía la repetición simbólica de la crucifixión. Se acusó a los judíos de robarse las hostias de las iglesias y posteriormente, a través de un acto demoniaco, de mutilar, perforar y quemar la hostia utilizando así métodos crueles para rememorar la muerte de Jesús. Pruebas contundentes permitieron demostrar que los judíos, al no creer en el carácter divino de la figura de Jesús, no consideraban a la hostia como un elemento milagroso ni pretendieron dañarlo. Sin embargo, a pesar de la falta de fundamentos, las masas se sublevaron quemando sinagogas y masacrando a cientos de judíos.