1. El 14 de abril de 1993 el primer ministro israelí, Itzjak Rabin, declaró que su gobierno acepta las Resoluciones 242 y 338 como base de las negociaciones de paz con Siria y su posible aplicación para el establecimiento de un estatuto permanente para Gaza y Cisjordania. Reiteró, al mismo tiempo, que queda excluida la posibilidad de que Israel regrese a las líneas fronterizas de antes de la guerra de 1967.
2. El debate sobre las aplicaciones de las Resoluciones 242 y 338, adoptadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (NU) en 1967 y 1973 respectivamente como marco para las negociaciones de paz, ha sido una constante en el conflicto árabe-israelí. Sus distintas interpretaciones derivadas de una ambigüedad deliberada, han dificultado el diálogo entre las partes involucradas.
3. El 22 de noviembre de 1967 el Consejo de Seguridad de las NU adoptó la Resolución 242 con el objetivo de establecer un marco para las negociaciones entre árabes e israelíes conducentes lograr la paz después de la guerra de los Seis Días de ese mismo año.
Dicha resolución representaba una postura conciliadora de distintos anteproyectos expuestos en primera instancia por Estados Unidos y la URSS y por los “tres neutrales”, India, Nigeria y Mali. El documento final fue redactado por Lord Caradon, representante oficial de la Gran Bretaña y fue aprobado por los 15 miembros del Consejo de Seguridad.
El 22 de octubre de 1973, al concluir la guerra de Yom Kipur, el Consejo de Seguridad adoptó por unanimidad la Resolución 338 que exige la implementación de la 242.
4. El lenguaje utilizado en la Resolución 242 es deliberadamente vago, impreciso y abierto a interpretaciones. En el texto no se delinean los términos para alcanzar la paz, sino únicamente una serie de principios a través de los cuales se podría negociar.
5. Dicha resolución es interpretada de manera diferente por árabes e israelíes. Los primeros se basan en el texto en francés que afirma el derecho de Israel a la paz dentro de fronteras seguras y reconocidas a cambio del retiro de los “territorios ocupados en la guerra de 1967”. Israel discrepa y destaca que la votación de las NU se hizo sobre el texto en inglés que deliberadamente omitió el uso de palabras tales como “todos” o “los” al referirse a los territorios. La versión francesa habla de la retirada israelí de “les territoires” porque en este idioma un sustantivo tiene que ser precedido por un articulo definido o indefinido como es el caso de les o los.
El documento no exige la retirada israelí de todos los territorios y esto fue confirmado por el entonces embajador norteamericano en las NU y por Lord George-Brown, ministro del exterior británico en dicha época.
6. La necesidad de Israel de contar con fronteras seguras y reconocidas ha sido un sine qua non para llegar a un acuerdo. Las fronteras previas a 1967 no cumplían dichos objetivos. Constituían simplemente líneas de armisticio, consecuencia de la guerra de Independencia de 1948. No fueron resultado de un tratado de paz.
7. La resolución 242 deliberadamente deja abierta la cuestión de la delineación de fronteras al solicitarle a Israel que acepte el principio de retiro de territorios ocupados en el conflicto de 1967. Así mismo es deliberadamente ambigua en algunos otros aspectos con el objeto de lograr consenso entre las partes e impulsar las negociaciones.
8. La nueva postura israelí ofrece una posibilidad para alcanzar la paz en Medio Oriente. No obstante, la implementación de la 242 y 338 no puede realizarse en base a una interpretación unilateral. Los árabes recalcan los principios que exhortan la retirada israelí pero son propensos a ignorar otros que propugnan el reconocimiento a la soberanía, integridad territorial e independencia política de cada Estado de la región así como su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas.