Tribuna Israelita

La negación del Holocausto en Medio Oriente

La negación del Holocausto, añejo fenómeno en Occidente, se manifiesta cada vez con mayor frecuencia en Medio Oriente tanto en discursos pronunciados por figuras públicas como en los medios de comunicación y en resoluciones de organismos profesionales. A pesar de que algunas voces se oponen a esta distorsión deliberada de los hechos históricos, el argumento central de este movimiento revisionista: “los judíos inventaron el Holocausto con el propósito de proteger sus propios intereses”, es una premisa cada vez más aceptada en los países árabes y musulmanes. La creciente atracción por el Medio Oriente demostrada por los negadores de Occidente sustenta la hipótesis de que ésta es una de las pocas regiones en el mundo en donde los gobiernos no sólo no condenan sino que en ocasiones hasta patrocinan la propaganda antisemita.

La Negación del Holocausto: del Occidente al Este
El esfuerzo por negar los hechos básicos del Holocausto tiene sus raíces en Europa y Estados Unidos, y se remonta a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Las primeras manifestaciones se presentaron a finales de la década de los 40’s en las obras de Maurice Bardeche, fascista francés; en las del historiador norteamericano Harry Elmer Barnes, y en las crónicas de Paul Rassinier, sobreviviente francés de los campos de concentración. Con el tiempo, sus ideas inspiraron la creación de una considerable producción literaria y una pequeña industria que persiste al margen de la cultura occidental, en especial entre los neo-nazis, los teóricos de la conspiración y los antisemitas radicales.
La idea central de los negadores de que “los nazis no intentaron aniquilar al judaísmo europeo”, a menudo toma la forma de argumentos pseudo elaborados fundados en la falacia de la existencia de una inmensa conspiración judía y en la creencia del supuesto odio universal de los judíos hacia los no-judíos.
Para acreditar sus argumentos, los negadores del Holocausto rechazan las evidencias históricas de la Segunda Guerra Mundial. Información de esa época, incluyendo miles de páginas de testimonios utilizadas en los juicios de Nuremberg, es considerada como la falsificación de un comité secreto, y los sobrevivientes son tildados de charlatanes codiciosos. Para explicar por qué se habla del asesinato de millones de judíos a manos de los nazis, afirman que el verdadero objetivo era defraudar a Occidente con billones de dólares en compensaciones y conseguir el apoyo mundial para la creación del Estado de Israel.
Durante la década de los 80’s, el revisionismo del Holocausto fue alcanzando mayor popularidad en Medio Oriente debido –en cierta medida- a los esfuerzos de los propagandistas occidentales interesados en difundir sus ideas en esa región. A mediados de los 90’s, los negadores se encontraban agobiados por múltiples demandas legales que se basaban en las legislaciones antidiscriminatorias de Canadá, Europa y Australia, y optaron por dirigir sus esfuerzos a Medio Oriente, terreno fértil para el antisionismo y el antisemitismo. Ante la exacerbación del conflicto palestino-israelí y con la complicidad de amplios sectores de la población árabe y musulmana, la negación del Holocausto se convirtió en un eficaz instrumento propagandístico utilizado por muchos políticos, escritores y autoridades religiosas.

La concepción árabe del Holocausto
     La percepción árabe sobre el Holocausto no es monolítica y se ha visto influida por las vicisitudes del conflicto árabe-israelí. Algunos líderes de opinión palestinos promueven la idea de que el Estado de Israel fue creado como resultado del sentimiento de culpa de las naciones occidentales ante el genocidio judío, lo que convierte a los palestinos en “víctimas de un problema ajeno”. Esta opinión fue ampliamente difundida por diversos pensadores palestinos hasta el colapso del proceso de paz en septiembre del 2000, cuando el reconocimiento del sufrimiento histórico judío se convirtió en una desventaja política, por lo que los medios de comunicación de la Autoridad Palestina intensificaron la propaganda revisionista.
Otra aproximación aún más problemática del fenómeno se centra en el odio hacia los judíos que ha llevado a algunos sectores de la población árabe a adoptar el nazismo como ideología. Este antisemitismo tiene, de hecho una larga historia en el Medio Oriente. Desde 1937 la propaganda nazi se extendió en esta región, encontrando afinidad en muchos árabes. Haj Amín el Husseini, Mufti de Jerusalem durante la Segunda Guerra Mundial, intentó establecer una alianza con la Alemania nazi y la Italia fascista para conducir una Guerra Santa islámica mundial en contra del judaísmo. El nazismo se impregnó en las plataformas de los partidos políticos y durante la posguerra, Egipto, Siria e Irán albergaron en sus territorios a criminales de guerra nazis. Desde 1963, numerosas ediciones de “Mi Lucha”, de Adolfo Hitler, han sido publicadas en árabe y, a la fecha, un sinnúmero de líderes de opinión reconoce públicamente su inclinación hacia el Nacionalsocialismo. Recientemente, el editorialista Ahmad Ragab, expresó en su columna del periódico egipcio Al-Akhbar que “Hitler tomó venganza anticipada por lo que los israelíes hacen a los palestinos. La única crítica es que no completó su propósito”.
El más reciente enfoque sobre el tema se fundamenta en la negación de los hechos. En algunos casos, el revisionismo del Holocausto es patrocinado activamente por gobiernos nacionales. Irán, por ejemplo, se transformó en un santuario para los negadores occidentales que huyen de los embrollos legales en sus propios países. En el 2001 su líder espiritual, Ayatollah Ali Khomeini, afirmó que las estadísticas del asesinato de judíos durante la Segunda Guerra Mundial eran exageradas. Así mismo, las numerosas expresiones revisionistas que aparecieron en Teshreen, el periódico de mayor circulación en Siria, propiedad del Partido Baath, indican que el gobierno local también promueve esta propaganda. Ocurre lo mismo con la Autoridad Palestina, que a través de reportajes en el periódico Al Hayat al-Jadeeda así como en la estación televisiva, niegan con frecuencia datos y hechos concernientes al Holocausto.
En otros países del Medio Oriente, el argumento es adoptado por partidos de oposición y facciones disidentes que intentan desacreditar al gobierno y entorpecer el establecimiento de relaciones con Israel. Para estas organizaciones, la negación del Holocausto es un instrumento que les permite desacreditar a los rivales de su gobierno, que fueron, supuestamente, engañados por la propaganda israelí y aumentar el odio popular hacia Israel. Sucede así en Jordania, por ejemplo, en donde grupos de oposición intentaron organizar conferencias sobre la negación del Holocausto, a las que el gobierno se opuso.
Desde la Guerra de los Seis Días en junio de 1967, el liderazgo árabe ha intentado establecer un paralelismo entre el Tercer Reich e Israel comparando al ejército israelí con la SS y equiparando los campos de refugiados palestinos con los campos de concentración. Estas contradicciones cobran claridad en la columna de Muhammad K. al-Wadi, editorialista del Teshreen, quien propone a la comunidad internacional que “se oponga duramente a la nueva plaga nazi que se está creando en Israel”, y en las declaraciones del Ayatola Khomeini publicadas por periódico israelí The Jerusalem Post, en abril del 2001: “Existen evidencias que demuestran que los sionistas mantenían vínculos cercanos con los nazis, y que exageraron las estadísticas…”.

Revisionistas occidentales en Medio Oriente
     Los primeros intentos de negadores del Holocausto para asentarse en Medio Oriente se remontan a la década de los 70’s, cuando Ernst Zundel envió a los Jefes de Estado de diversos países de la región un panfleto titulado El Occidente, la Guerra y el Islam, alertando sobre los “mitos del Holocausto”. Zundel, de origen alemán había emigrado a Canadá en 1957, en donde publicaba propaganda neo-nazi bajo el nombre de Christof Friedrich.
Años después, Ahmed Rami, un oficial marroquí condenado a muerte por haber participado en un golpe de Estado contra el rey Hassan II, huyó a Suecia y fundó Radio Islam, un programa de radio antisemita abocado a cuestionar el Holocausto. En octubre de 1990 la corte sueca condenó a Rami a seis meses de prisión por incitación en contra de los judíos, por lo que decidió difundir su programa por medio de internet.
Diversos revisionistas del Holocausto han buscado apoyo y simpatía dentro de las naciones árabes cuando han tenido que enfrentar en sus países de origen cargos por actividades ilegales. Tal es el caso del ingeniero austríaco Wolfgang Fröhlich, quién negó la posibilidad de que el gas Zyklon-B fuera utilizado en ejecuciones humanas, y del suizo Jurgen Graf que fue condenado a 15 meses de cárcel por incitar el racismo mediante la negación del Holocausto. Ambos han sido acogidos por el gobierno de Irán, país en el que actualmente residen.
El caso más conocido es el de Roger Garaudy, escritor francés, quien fue juzgado en Francia en 1998 por haber negado los crímenes a la humanidad cometidos durante el Holocausto en su libro “The Founding Myths of Modern Israel”, ampliamente difundido en numerosos países del Medio Oriente. El juicio fue transmitido por los medios de comunicación de Arabia Saudita, Qatar, Egipto, Irán, Siria, Líbano, Jordania y la Autoridad Nacional Palestina, los cuales apoyaron a Garaudy públicamente.
Paralelamente, el ex-presidente de Irán, Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, expresó a través de un discurso en Radio Teherán, que su propia educación sobre el tema le llevó a la conclusión de que “Hitler mató solamente 20,000 judíos y no a seis millones” y añadió que “el crimen de Garaudy proviene de la duda que arroja sobre la propaganda sionista”. La causa del revisionista francés ha sido apoyada por numerosas organizaciones profesionales y sociales en la región, así como por el Sindicato de los Reporteros Palestinos, la Organización de los Derechos Humanos Jordanos, la Organización de las Mujeres Jóvenes de Qatar, la Federación de los Escritores Egipcios y la Unión de los Artistas Arabes.
     El respaldo a Garaudy no se limitó a la retórica. Siete miembros de la Asociación de Juristas de Beirut ofrecieron defender gratuitamente al escritor francés y la Unión Arabe de abogados en Egipto envió un equipo profesional a París para auxiliarlo. El periódico Al-Haleej de los Emiratos Arabes Unidos (EAU) fue inundado con contribuciones y mensajes después de haber publicado una apelación a su favor. La contribución más sorprendente llegó de parte de la esposa del Sheikh Zayed ibn Sultán al Nahayan de los EAU quien donó el equivalente a 50,000 dólares para cubrir la multa que Garaudy tendría que pagar si era considerado culpable.
Posiblemente inspirados por el inmenso apoyo hacia Garaudy, otros negadores del Holocausto cultivaron contactos en el mundo musulmán. Mark Weber, el director del Instituto del Revisionismo Histórico (IRH), la organización más grande de negación del Holocausto en Estados Unidos con base en el sur de California, fue entrevistado en varias ocasiones por la radio estatal de Irán.
En esta línea, el IHR anunció que la decimocuarta conferencia de revisionismo histórico, “Revisionismo del Sionismo”, tomaría lugar en Beirut, Líbano en abril del 2001. A finales de marzo del 2001, el Primer Ministro libanés, Rafik al-Hariri, anunció que “Líbano tiene cosas más importantes que hacer, para estar sosteniendo conferencias que dañan su postura internacional y manchan su nombre”. La cancelación de la conferencia inspiró a un nuevo grupo de escritores jordanos, libaneses y sirios, a reunirse en mayo del 2001 para condenar a los 14 intelectuales árabes que se opusieron a la conferencia de Beirut, y para establecer el “Comité Árabe del Revisionismo Histórico”

Conclusiones
A pesar de que el Revisionismo Histórico del Holocausto ha existido tradicionalmente entre los grupos neo-nazis y de supremacía blanca, durante los últimos años se ha expandido al Medio Oriente. Los argumentos que niegan el genocidio, aunados a las acusaciones de que los judíos conspiran para dominar al mundo, se han convertido en armas propagandísticas que amenazan la estabilidad de la región. Sea manejada por gobiernos, partidos opositores, organizaciones profesionales o periodistas, la negación del Holocausto en el Medio Oriente es un fenómeno inquietante y todavía en desarrollo que requiere una continua vigilancia.

Bibliografía

Holocaust Denial in the Middle East: The Latest Anti-Israel Propaganda Theme. ADL, USA, 2001

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